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27 de Junio de 2021
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"Hostería Los Troncos", el lugar elegido por los turistas en los 80

Mariano Mateo y "Petty" Diez soñaron con instalar una hostería cálida para alojar a los turistas que llegaban a Esquel, y lo cumplieron. El lugar estaba ubicado en San Martín 1266 y funcionó durante diez años.

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Por Donato del Blanco

 

 

Cuando hablamos de esfuerzo y sacrificio, podemos nombrar a una hostería inaugurada en el año 1979 en Esquel. Era el sueño de Mariano Mateo, quien junto a su esposa lograron el cometido: Instalar un lugar para alojar a los turistas que llegaban a conocer la ciudad, con un excelente trato y calidez.

 

 

 

Petty Diez mantiene vivos los recuerdos de aquella etapa de su vida, quien remarcó la solidaridad de Esquel y lo acontecido en ese lugar.

 

Nos adentramos al año 1979, específicamente el 13 de enero a las 22:30 horas. Se inauguraba la Hostería Residencial "Los Troncos", financiado por el Banco Nacional de Desarrollo, Banco Provincia del Chubut y Banco Nación.

 

 

 

El arquitecto del sitio fue el conocido Carlos Arriola , y el día que abrieron lo hicieron bajo un festejo alucinante: lleno de personajes reconocidos de Esquel, comidas, baile y bebidas. Fue el comienzo de diez años con anécdotas, sacrificio y amistades, quien Petty los recuerda con mucha memoria:

 

 

"Mariano siempre dijo: Mi sueño es tener una hostería. Apenas nos casamos, fue lo primero que proyectó"

 

 

En una empresa de pinturas, él formó su profesión, y gracias a eso pudo decorar y armar el lugar con sus propias manos.

 

El sueño era atender un lugar como veía en otros lados, que sea cálido y familiar.

 

El origen del nombre

 

 

 

43 y 45 años teníamos en ese momento.  El hotel ya estaba terminado, pero preferíamos viajar para descansar un poco porque trabajábamos mucho. Recuerdo que había una casa privada que se llamaba "Los Troncos", y dijimos: ¿Si le ponemos los troncos?, e inmediatamente dijimos: Dale. Y así surgió.

 

 

 

Inicios del proyecto

 

El lugar en la Calle San Martín se hizo desde cero. Vivíamos en una casa antigua, y el sueño de Mariano era tener una hostería en el centro. Para ese entonces, el padre de la doctora Pasquini nos dio la llave y nos dijo: Págamela cuando pueda,  por que sé que me la vas a pagar.

 

 

 

Cuando fuimos, sabiendo que estaba algo abandonada, la rearmamos desde cero y quedó hermosa, luego ampliamos la parte de adelante.

 

Después de un tiempo de dedicación y esfuerzo, teníamos el lugar, ya listo: los muebles, la decoración y demás...  estábamos en todos los detalles.

 

Para ese momento un arquitecto conocido como "Kello", nos decía: Mariano... ¿Otro año vas a esperar para abrir? Cuánto más vas a estar...

 

Sacó la cuenta, y dijo: En tres meses lo podés pagar. 

 

La cuenta del arquitecto daba, pero tuvimos la desgracia que estaba la Ley 1050, instalada por el gobierno. Era una cifra millonaria.

 

De a poco y con un gran sacrificio, debido a que Petty tenía su salón de peluquería y Mariano trabajaba en una estancia de Tecka, pudieron inaugurar el sueño que tanto anhelaron.

 

Inauguración

 

Recuerdo que ese día llegaron muchos amigos, para ese entonces yo conocía a muchas mujeres porque tuve durante años un salón de peluquería, fui la primera peluquera que trajo las novedades de peinados que habían en Buenos Aires.

 

 

 

Vinieron médicos, abogados, los dueños de la conocida librería "Ayat" , y varias personas más.

 

 

 "Hasta las ocho de la mañana bailamos. Muchos se iban y después volvían"

 

 

Mi amiga íntima era Silvia Pasquini, y en las fotos estoy festejando junto a ella.

 

 

 

En un momento de la noche, llegó un señor con una guitarra, apareció a saludar, tocó un tango y todos se pusieron a bailar.

 

 

 

En un momento ya no entraba más gente, aunque estaban todos muy contentos y de festejo, fue una gran alegría ya que sabían del esfuerzo que llevó hacerlo.

 

 

 

Turistas

 

Llegaban cientos, desde Israel hasta Alemania.

 

 

 

En el libro de visitas se pueden leer algunos de los relatos que describían el lugar y el trato que recibían. En la parte de atrás, había un departamento que se alquilaba por turismo,  aunque a medida que pasó el tiempo, ya estaban los clientes fijos, como los de Corcovado.

 

 

 

Era accesible. Siempre tuvimos buenos precios, nos poníamos todos los hoteleros de acuerdo. Mariano no se olvidaba de nada, estaba en todos los detalles.

 

Otro de los Hoteles que también funcionaba, era el Tehuelche y el Atalaya.

 

 

Hotel Atalaya en aquella época.

 

 

Hotel Tehuelche en aquella época.

 

 

También venían muchos turistas de La Hoya. Para la época era común que en la temporada habían personas que se alojaban durante un largo tiempo en los lugares, pero si eran muchos días, en otros lados te sacaban.

 

En nuestro caso por ejemplo, durante un año alquilé a la gente que realizó el primer pavimento hacia Trelew, y ocuparon tres habitaciones durante un año. Venían porque en el Hotel Tehuelche ya no podían estar.

 

También recuerdo que una ocasión concurrió el conocido Nores Martínez. Había llegado junto a otros turistas, porque cuando llegaron los esquiadores al Tehuelche, los sacaron.

 

Apenas me consultaron les dije: No quiero que estropeen el hotel, debido a que cazaban patos y ensuciaban toda la vereda y la alfombra. Les respondí que de la única manera que acepto, es que cuando vengan no entren con botas ni zapatos sucios, esas son mis condiciones.

 

 

"¡Se sacaban los zapatos y salían a los chifles!"

 

 

Pasaron un largo tiempo y ocupaban todo el hotel.

 

Como me veían sola, le explicaron que mi esposo trabajaba mucho porque estábamos afrontando una situación económica complicada. 

 

Uno de ellos dijo: Dígale al señor Mariano que venga mañana si hay avión. Lo llamé, vino y nos preguntó cuánto debíamos.

 

Enseguida hizo un cheque. Venia una semana y otra no, y nos respondió: la semana que no venimos nosotros, puede tomar gente igual. Y así fue, nos dio una mano muy grande, gente muy generosa que estaba feliz con la atención.

 

En otra ocasión,  llegaron 5 señores. Vinieron recomendados por un señor,  para pescar en la zona. El segundo día me preguntaron como me llamaba. Me pusieron "Marrrria", y así me hablaban, eran de Francia.

 

Un día llegaron con un salmón gigante...

 

Yo pensaba: ¿Qué hago?

 

Recuerdo que uno solo se tomaba 30 cervezas y  estaba intacto. Comían pescado, queso, aceitunas, todo. Una noche vino Mariano del campo y me dijo: ¿Vos tenés idea de lo que deja esta gente?, y yo ni idea... la verdad que no pensaba, sólo iba anotando.

 

A lo que me responde: Con lo que gastan en la confitería nada más, pegamos uno de los documentos del Banco de la Provincia.

 

Me dijo de hacer un asado. Yo le dije que estaba loco, y él me dijo: es por agradecimiento. Hizo un lechón, y chorizos, matambre.. estaban locos viendo el lechón. Y le dice: Antes tienen que tomar en la bota  y decir "Gregorio".

 

Estaban enloquecidos, se comieron todo. Un día, uno de los turistas, apareció con una caja y dijo: Para Marrria. La abro y me habían traído una procesadora que tuve funcionando hasta hace poco.

 


Detalles

 

El pasto estaba impecable, a pesar de que todavía las calles eran de ripio. Si se rompía algo, enseguida se arreglaba. Si observas los dormitorios, estaba empapelado, haciendo junto el papel con las mantas, las cuales eran de lana y oveja pura, las mandamos a hacer hiladas y la franja era de acuerdo al papel que había.

 

 

 

"Los turistas nos decían que no iban a un hotel, sino que iban a la casa de una familia, de un amigo"

 

 

Los alojados tenían un cajoncito, la música estaba ahí, debías tirar de un hilo. Apretabas el botón y ya tenías la música.

 

 

 

Había un fogón para descansar un rato y charlar. !A la gente le encantaba! 

 

 

 

Era muy necesario para el frio de la época...

 

 

 

Esperábamos a los turistas con una caja de fósforos de Los Troncos, un ramo de lavanda, y ponía la tarjeta que decía "Bienvenido a los Troncos, buena estadía", junto a unos caramelos.

 

 

 

"Petty, me llevo las lavandas me decían algunos. ¿Yo? Feliz".

 

Nos dejaban los teléfonos  y las direcciones, nos invitaban a sus casas.

 

Al lugar llegó gente conocida, vino Juan Alberto Mateyko, una modelo llamada Silvia Albizu, el Doctor Allende, el editor de la revista "Billiken", y muchos más.

 

Una mucama y la lavandera eran las únicas personas que colaboraban en el hotel, quienes ayudaban a Petty y Mariano para llevarlo adelante.

 

 

"Yo me encargaba de atender, hacer los desayunos, exprimíamos los jugos y los turistas me pedían mis famosos sándwiches primavera"

 

 


 

¡A veces le decía a Mariano por qué se te antojó este hotel! , pero me gustaba el trato de la gente.

 

Recuerdo a un cliente, muy respetuoso, llamado Boris, quien me decía: Petty, mañana llego a Esquel: ¿Los scones van a estar fresquitos por la mañana?

 

Esas cosas te llenaban el alma...

 

En otra ocasión llegó el Cónsul Italiano, le pusimos en cada ventana la bandera argentina e italiana de cada cuarto que ocupaban. Nos dejaron todo escrito en Italiano, recuerdo que fui a la Iglesia y el Padre Parolini me tradujo todo lo que escribió.

 

Más historia

 

En la escalera había una baranda, y al costado se puede ver una soga en la cual colgaban los helechos grandes desde el techo. Esa soga, vino en el Barco "La mimosa", con la llegada de los galeses. Uno de nuestros amigos era un bisnieto, y nos trajo la soga, algo muy histórico que aportamos como decoración.

 

 

 

La hostería era bastante chica, pero cálida y hogareña. Contaba con 8 habitaciones arriba, una sala de estar con un desnivel, habían tres escalones y subías a la parte donde estaba el fogón. La confitería con mesas y sillas, además de la recepción.

 

 

 

El cierre y la solidaridad de la gente

 


Después de tantas deudas, no se podía seguir. A pesar de esto, la gente tanto de Esquel como los turistas, querían darnos una mano.

 

Recuerdo que un gobernador de la marina nos decía: Tengo el problema que no tengo una sala de múltiplos usos.

 

Para esa época, venía el intendente Baena junto a otros políticos.

 

Le dije podía alquilar el comedor, pero con la condición de dejarlo así como está. Puso la sala de múltiplos usos, entraban y atendía a todo el mundo, hasta que cambió el gobierno.

 

Siempre me decía: Voy a hacer una promesa, no los voy a dejar en la calle si les rematan el lugar. Gente como ustedes, que ponen el hombro todos los días... no se merecen estar así.

 

El Doctor Sáez , el ministro junto a su señora, también nos quería ayudar. Hasta le hizo un pedido al gerente del Banco de Desarrollo...

 

Pese a los intentos para no cerrar, tuvieron que bajar los brazos y dejarlo. Aunque luego lo dejaron para alquilar, y pasaron distintas oficinas por ahí: Desde una escuela de arte, una fiscalía y actualmente el área programática Esquel.

 

Es destacable lo que hizo Mariano y Petty, en una época histórica, innovaron en la ciudad, con un trato y un lugar increíble.  Al tomar la decisión de instalar la hostería, se sumergieron en la vocación por el servicio al cliente, aprendieron de las diferentes culturas, idiomas y gastronomía, con mucha dedicación ya que debieron ponerle horas y horas de trabajo.

 

 

Un sacrificio, tomado como ejemplo. Un sueño que se cumplió y una huella más en nuestro Esquel.

 

 

 

Gracias Edith, o más conocida como "Petty" por contarme parte de tu vida, de un lugar que realizaste junto a tu esposo con mucha dedicación y esfuerzo.

 

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