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30 de Junio de 2021
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El Horcón

El Horcón: El poder dentro del poder

Te presentamos una nueva entrega de la columna de opinión.

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En Esquel hemos sido testigos de diferencias del ejecutivo municipal con otros poderes o instancias de gobierno que poco han aportado a la mayoría de los ciudadanos. Recordemos los múltiples desacuerdos del ex intendente Rafael Williams con el entonces gobernador Das Neves que perjudicó a la localidad en varias ocasiones. Finalmente, ambos políticos se pusieron de acuerdo y los dos continuaron en el Estado sin mayores consecuencias personales, otra cosa fue para la ciudad.

 

Lo inédito de este gobierno es la controversia interminable entre los mismos que formaron listas para ganar la elección y la ganaron. Desde el primer mandato la relación del ejecutivo y el bloque de concejales oficialistas nunca fue la mejor, pero, al menos, las fisuras y desencuentros anteriores no llegaban a ser tan mediáticos ni tan marcados como sucede en la actualidad.

 

No es la primera vez que entre el bloque oficialista y el ejecutivo municipal hacen pública su falta de tolerancia, sobre todo las diferencias están cuando se trata de finanzas; recordemos cuando apenas comenzaba el nuevo período; los concejales deciden que la planta política no cobre el aumento pactado por unos meses, el intendente y algunos de sus funcionarios no están de acuerdo, se veta la ordenanza que, se dijo, no fue acordada con anterioridad para, finalmente, volver al Concejo y aprobarse a pesar del veto. Así daba inicio un periodo que se ha caracterizado por explicaciones mediáticas de peleas propias y desgaste de todos lados. 

 

Parece que ninguno se da cuenta que esa vía que tomaron, va a diluir a la mayoría y también las chances del radicalismo de continuar en el poder, habida cuenta que este partido fue la base electoral del Cambiemos de Esquel; por acá el PRO, la segunda pata de ese acuerdo, se ´puede decir que no existe. Aunque, dicho sea de paso, a la mayoría de los esquelenses que sea un partido u otro quien gobierne no es lo que les preocupa; los desvelos están en la falta de trabajo, de transporte, educación, salud y seguridad, entre otros. La mejor respuesta a esas inquietudes es lo que buscan quienes votan.

 

Por estos días no cayó nada bien la iniciativa del bloque oficialista de meter mano a la recaudación municipal con un proyecto de ordenanza que disminuye impuestos, al menos, se pedía, que se consultara antes. Cada parte mide su poder y, paradójicamente, cada uno pierde poder en medio de esta disputa pública.

 

Las preferencias del oficialismo sobre candidaturas con vista al 2023 perjudican más que favorecen las posibilidades para un posible escenario que, además, está lejos. Para esa instancia electoral puede que el desgaste sea tal que ni siquiera puedan mantener alguna banca -lo advirtió el propio intendente-y que la vaca atada que parece tener Ongarato se le suelte y vuelva a su labor de arquitecto que tanto pondera. O ¿Quién sabe? falta mucho y tienen tiempo de empezar de nuevo y hacer las paces.

 

El radicalismo parece que, definitivamente, no cuenta al actual intendente entre los suyos, aunque el referente local del partido trató de apaciguar la interna mediática y hubo señales con la incorporación de radicales a los puestos vacantes del ejecutivo, muy lejos están de quedar saldadas las diferencias. En cuanto al gobierno, en los pocos eventos públicos que se les ve “juntos” a los representantes de ambos poderes se nota la incomodidad de uno y otro; como cuenta algún observador suspicaz, que los vio coincidir en La Hoya el pasado sábado.

 

Quedan dos años de esta novela que, si bien no favorece a ninguno de los protagonistas, tampoco le sirve a la ciudad. Los cambios que se prometieron ya quedan poco más de dos años para cumplirlos. Poco tiempo y demasiados desencuentros.

 

 

DE YAPA: UNA ANÉCDOTA DE HUMOR

 

Cuenta Pablo R. Bedrossia, joven médico e intelectual que consiguió una entrevista exclusiva con Borges con solo llamarlo por teléfono en septiembre de 1984, que mantuvo el siguiente diálogo:

 

-Y Ud., Borges, ¿en qué cree?

 

- Bueno, yo soy ateo

 

-Déjeme preguntarle de otro modo. ¿Cree en una vida eterna?

 

-No.

 

-¿Cree en la resurrección de Jesucristo?

 

-Tampoco.

 

-¿Y en Jesucristo como ser histórico?

 

-Desde luego. Si no, tendría que pensar que los cuatro más grandes escritores de la antigüedad fueron cuatro novelistas.

 

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