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16 de Abril de 2022
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Rocío Paleari

Shrek: ¿Por qué es mucho mejor verla como adulto que como niño?

Ahora que llegó a Netflix, te comparto algunas de las razones por la que es muuuuuucho más divertido ver Shrek como adulto que como niño.

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Había una vez una plataforma de streaming que subió “Shrek”. Quién escribe esta nota pasó de largo la sugerencia varias veces. Con sinceridad, Shrek se estrenó a principios de los 2000, cuando era una niña pequeña. La vi reiteradas veces, pocas la terminé. Siempre me pareció aburrida. Y de adulta, cuando comentaba que me parecía una película completamente aburrida, la gente se sorprendía. No podían creer lo que estaba diciendo.

 

Este finde extra largo, el repertorio de Netflix me quedó corto y decidí darle una nueva oportunidad. Al empezar a ver la historia animada del ogro verde, me dí cuenta que estaba llegando tremendamente tarde a algo que estaba muy bueno. O tal vez, viceversa. Algo tremendamente bueno llegó muy temprano a mi vida. Al terminar de ver Shrek entendí, por fin, porque nunca me había parecido divertida: definitivamente no es una película para niños.

 

Te comparto algunas de las razones por la que es muuuuuucho más divertido ver Shrek como adulto que como niño:

 

-El Burro: este personaje de cuatro patas al que los centennials calificarían como intenso, brilla el 99,9% de la película. Sin embargo, la mayoría de sus chistes son picantones… pocos gags del burro son realmente lo que podríamos llamar aptos para todo público. Al llegar al mega castillo de Lord Faarquad se pregunta: ¿qué estará compensando?, o como la escena final en la que aparecen los burritos con alas de dragón.

 

-La Galleta de Jengibre: ¿Quién no se rió con Pin y Pon que lava su carita con agua y jabón? Está es probablemente una de las escenas más conocidas de la película. Pero… ¿Es realmente una escena apta para todo público? Lo dudo. Básicamente, comienza mostrando a un verdugo que responde a las órdenes de Lord Faarquad. La tarea del verdugo es sencilla: torturar a los distintos personajes de los cuentos de hadas. Comienza con la galleta de jengibre, a quién le aplica la técnica del “submarino”, pero con un vaso de leche y luego lo amenaza con arrancarle los botones de gomita… hasta que el hombre de jengibre canta.

 

-La versión sutil- pero completamente gay- de Robin Hood: creo que este es uno de los chistes más sutiles de toda la película. Y me parece una maravilla. Así como derriban estereotipos con la princesa que se enamora del ogro, hacen lo mismo con Robin Hood. Es uno de los pocos personajes que tiene una canción pegajosa y un baile. En el medio, cuando canta porque es que le roba a los ricos para darle a los pobres, insinúa que es porque tienen un vinculo sexo-afectivo.

 

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