RED43 opinion
11 de Marzo de 2023
opinion |
Rocío Paleari

¿Por qué sigo con vos?

Una nueva nota sobre las distintas formas que puede tener el amor (o des-amor).  

Escuchar esta nota

Camino de un lado a otro de la casa. Mi abuela diría que me quede quieta, que le voy a gastar el piso. Me pregunto si mi abuela alguna vez se habrá equivocado de esta manera. A veces creo que ni por asomo se le hubieran ocurrido las cosas que se me ocurren a mí. Y yo no solo las pienso, también las hago. Sé que falta media hora para que llegues, pero ya llevo tres esperándote. Repasé mentalmente todo lo que quiero decirte, tengo el speech armado para darle un refresh al tan viejo y conocido <<no sos vos, soy yo>>.  

 

Tal vez, lo correcto, en lugar de empezar a hablar debería hacerte el amor. Abrir la puerta y no darte lugar a mucho más. Tomar las riendas del asunto, hacerlo hasta que te olvides de tu nombre y después, sutilmente, cuando te estés por quedar dormido, deslizar todo lo que siento y pienso. O mejor aún, no decir nada, dejar que te duermas y luego poco a poco dejar de llamarte, de escribirte, de darle me gusta a tus publicaciones en instagram, hasta simplemente convertirme en un fantasma más.  

 

Vos estás tocando la puerta, yo todavía no llegue a gastar el piso, respiro hondo, abro.  

 

—Hola —decís, me agarras por la cintura y me besas. Me encantaría decir que me recorre un cosquilleo por el cuerpo, pero, sé, sabemos los dos, que hace rato que eso no sucede. La idea de que la vida simplemente sucede o no sucede se desliza como un cometa por mi mente.  

 

—Hola… —respondo. 

 

—¿Y los mates? ¿Y Candela? ¿Y la moto? —decís. Finjo una media sonrisa y voy a la cocina. Lo confirmo: no soy, sos vos. Seguís haciendo el mismo chiste que hace tres años. Respiro hondo para evitar el vómito verbal, respiro hondo para no explotar, para no decirte que ya no me pareces gracioso. 

 

—¿Hago unas tostaditas? —Te pregunto.  

 

—Si gordita… ¿El control de la tele dónde está?  

 

Te ignoro, aprovecho la volada del ruido que hace la pava, del ruido que hace la tostadora, del ruido de la yerba cayendo en el mate, y por unos segundos logro olvidarme de que estás ahí.   

 

Aparezco con el mate y las tostadas, me siento al lado tuyo en el sillón mientras vos haces zapping. No sé por donde empezar, no sé que palabras usar… vos te acercas, pasas tu brazo por atrás mío, me besas, yo cebo mate, te unto una tostada con manteca y dulce de frambuesa. Y el silencio entre vos y yo de repente me resulta tan cómodo, tan familiar, que por un momento me olvido de todo lo que quiero decir.  

 

—¿Siguen pasando este programa? Quedó un poco pasado de época —decís. Te miro, te pongo cara de ni idea, levanto un poco los hombres como sorprendida. Me besas. Yo te beso, porque no sé como decirte que no. Lo peor es que ya sé lo que viene después. Ya sé que vas a pasar tus manos por abajo de mi remera, que no vas a tardar más de dos minutos en hacerme sacar toda la ropa… que vos te vas a bajar los pantalones sin siquiera sacarte la remera, que me voy a tirar en el sillón, que voy a mirar al techo contando elefantes esperando a que acabes, que voy a fingir un par de gemidos para no dañarte tu orgullo, que me vas a abrazar un rato mientras, yo, mortificada me pregunto porque sigo con vos…  

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error