RED43 red43-canal Especiales RED43 28 de Mayo de 2023 28 de Mayo de 2023 red43-canal | Hace 5 meses - Por Redacción Red43 RED43 Canal Las batallas de Rosalía y el esfuerzo diario La conmovedora historia de Rosalía, una mujer valiente y luchadora que ha enfrentado grandes desafíos a lo largo de su vida. Como jubilada, detalla las batallas que ha librado desde que empezó a vender cartones de Telebingo en la calle. Por Redacción Red43 Escuchar esta nota A+ A- -Por Lelia Castro- Rosalía Traipe de Caneo nació y se crió en Gualjaina, un lugar que siempre llevará en su corazón. A los 18 años deja su tierra natal, a la que nunca regresó. Llegó a Esquel sin hijos ni pareja. Al principio recorrió casas de familiares buscando apoyo y encontró consuelo en la casa de una tía, que siempre estuvo a su lado. Sin embargo, la vida a veces juega malas pasadas y ella falleció. Tuvo once hijos en total. Con su primer compañero tuvo a su hijo mayor, y luego tuvo una hija que tristemente falleció años después en Buenos Aires producto de un ACV, así como su nieta también producto de una enfermedad. En ese momento, ella ya estaba separada porque era maltratada por su pareja. “Esta no es mi vida, me voy, agarro a los chicos y me voy. Así que estuve un tiempito en la casa de mi papá en Lepá y después me vine para acá otra vez”. Cuando conoció al hombre con quien está en la actualidad, alquilaban en Mataderos. Después de un tiempo, lograron comprar una casita cerca de las bardas y se mudaron allí. Así comenzó a criar a sus hijos, llevándolos al hospital todas las mañanas para que asistieran a la guardería diurna, mientras ella salía a trabajar. “Los criaron en el diurno a mis hijos, ahí en el hospital diurno, de la terminal (vieja) para arriba, ahí crié a todos mis hijos y yo trabajaba tranquila, cuando llegaba la hora los iba a buscar. Entraban a las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, todo el día estaban. Ahí hacían jardín hasta los 6 años y después empezaban la escuela, todos los chicos se criaron ahí. Las enfermeras que estaban ahí ya no están. Le daban afecto, les daban todo ahí”. Ha trabajado arduamente a lo largo de toda su vida y, a pesar de estar jubilada, no baja los brazos. Siempre ha estado activa, desde que era joven hasta ahora. Trabajó en casas de familia cuando era más joven y en la actualidad siempre los visita para mantener el contacto. Su jubilación ha resultado complicada porque nunca le realizaron los aportes correspondientes. “Nunca me hacían aportes, yo trabajaba y trabajaba y no me aportaban, yo no lo sabía, porque como no sé leer, trabajaba en tres o cuatro casas, pero ninguno me aportaba. Ahora me jubilé, pero como no tenía aportes, es poco”. Rosalía ha llevado una vida difícil, de mucho trabajo y esfuerzo por sacar adelante a su familia, pero uno de los momentos más difíciles en su vida fue la pérdida de su hija y su nieta, madre e hija. Le costó mucho superar ese dolor, y hasta el día de hoy lo recuerda con tristeza. Asimismo, observa a su madre tan viejita con 90 años y piensa en el día en que ya no la tenga a su lado, “el día que le pase algo no sé qué iré a hacer”. “La pérdida de mi hija y la de mi nieta, la madre y la hija, así que me costó mucho salir, hasta hoy me acuerdo. A mi hija le agarró un ACV en Buenos Aires y mi nietita estaba enferma hace años. Tuve mucha lucha, y sigo luchando para sobrevivir, para vivir tranquila, pero uno se acuerda, es triste, muy triste cuando pierde a alguien de la familia. Nunca se supera, porque mi hija y mi nieta las llevo en el corazón”. A pesar de sufrir varios problemas de salud como diabetes, tiroides y presión, pero aún así se siente bien y con ganas de seguir trabajando, “capaz que es porque trabajo, porque si uno está encerrado se enferma más. Pero como yo salgo para todos lados”. Esa misma cultura del trabajo inculcó en sus hijos, quienes han estudiado y recalca que nunca salieron a pedir nada a nadie. “Tampoco nunca anduvieron golpeando puertas para pedir un pedazo de pan. Después cuando fueron un poco más grandecitos ya andaban con sus diarios vendiendo por ahí. Todos tienen estudios pero son remiseros, por lo menos tienen trabajo”. Se crió con su abuelo, quien la trató como a una hija y junto a sus tíos le brindaron el amor de una familia, la formaron como para ser una buena persona en la vida, “Me dieron el amor que me tenía que dar mi papá y mi mamá, todo me lo dieron ellos. Después a los 5 años mi mamá me fue a buscar y me quedé con ella hasta los 18”. Primero vivían en las bardas, luego adquieren una vivienda por el plan de Ayuda Mutua y luego con sacrificio logró comprar un lugarcito para poder estar con sus animales, ya que nunca olvidó sus raíces y siempre extraña la vida en el campo, por lo que llegar a la casita que hizo con su marido es como estar en el campo: te reciben los gansos, gallinas, gatos y perros, rememorando la vida que llevaba con su familia cuando era chica. Llevan más de 40 años juntos, él crió a sus hijos mayores como si fuesen propios, “toda una vida luchando juntos tratando de salir adelante”. Mientras ellos estaban sin trabajo, recibieron la ayuda de la hermanita Guni, como le decían, quien los asistió hasta que consiguieron su propio sostén. “Uno también extraña el campo. Y cuando uno ve los gansos, las gallinas, esta señora debe ser del campo. A mí me gustan los perros, los gatos, todos los animales que me gustan los tengo”. Reflexiona acerca de la juventud de hoy en día, que nota que no tienen el respeto hacia los mayores que se tenía antes, “ahora manda más la juventud que los padres o los abuelos”. Siente que es un ejemplo hacia las nuevas generaciones, de salir adelante a fuerza del trabajo y el esfuerzo propio, sin estar esperando que les den las cosas, sino ganándoselas por sus propios medios, además de incentivarlos a estudiar para poder hacer algo. “Ahora no hacen mucha fuerza, no se esfuerzan mucho para trabajar. Como ser, una señora como yo o como yo que han luchado tanto para tener su casa, para dar estudios a sus hijos”. A sus 72 años, como jubilada no le alcanza para vivir, por lo que vende cartones de Telebingo en las intersecciones de las avenidas Fontana y Ameghino todos los sábados y domingos, cuando no vende nada comienza a recorrer las calles buscando compradores. No recibe ayuda del municipio ni planes sociales. Sin embargo, en poco tiempo debe viajar Puerto Madryn a hacerse estudios por la diabetes, por lo que debe juntar dinero extra. “La gente es muy solidaria acá en Esquel, por alguna enfermedad colaboran enseguida, son muy solidarios. A la gente enferma más”. Hace años que trabaja para la Agencia 7001, “hace años que estoy trabajando con Darío. Es un buen patrón, salva la gente, le da trabajo”, además agradecida con las chicas de la agencia, que siempre la tratan muy bien y son muy amables. Cuenta que el año pasado vendió un cartón ganador de un millón de pesos, del cual le dieron una parte y el comprador se convirtió en un cliente fijo. También tiene algunos otros clientes que le compran siempre, sin embargo, cuando está muchas horas con su amiga en su parada habitual y no venden nada, salen a recorrer un poco para conseguir vender los cartones. La historia de Rosalía nos deja como mensaje que siempre que uno se esfuerza, lucha y trabaja por lo que quiere, puede llegar a conseguirlo, como ella a fuerza de pulmón logró hacerse su propia casa con su marido, sin recibir ni esperar la ayuda de nadie, sin vivir esperando quizás que el gobierno de turno le brinde todo sin moverse. A su edad, con sus problemas de salud, nos demuestra que siempre se puede salir adelante y tener una vida digna, con todo lo que uno necesita, con el orgullo de haberse ganado todo mucho o poco que tiene con su propio esfuerzo. ¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA? 138 0 {{positivos}} {{negativos}} Ocurrió un error