El hombre se creyó un verdadero “ganador”: conoció a dos mujeres hermosas, que le siguieron el ritmo de la charla, los chistes y las insinuaciones. Levemente sexuales al principio, más subidas de tono después. En ese caso, el accionar no fue en el momento: hubo por lo menos dos o tres encuentros previos hasta que decidió invitarlas a su casa.
Las chicas fueron, estuvieron tomando algunas cervezas, y después notó un mareo y un sopor profundo que le fue bajando hasta desmayarlo. Cuando se despertó, las jóvenes no estaban. Ni sus pertenencias. Hasta los muebles se llevaron.
El hecho ocurrió durante el fin de semana en un departamento de la calle Mosconi, una de las arterias más importantes de Catriel, pero la denuncia formal se habría presentado recién ayer.
Las “viudas negras” serían bastante conocidas en el mundillo catrielense, ya que cuentan con abundantes antecedentes: buscan a sus desprevenidas víctimas entre personas que están de paso por la ciudad, personas solas que llegan por razones de trabajo y de buen poder adquisitivo. El modus operandis pasa por ganarse la confianza para acceder a la vivienda, mezclar alguna droga en la bebida y hacer que la persona caiga en un profundo sopor. Saben que muchos de ellos nunca presentarán la denuncia, sea por pudor, vergüenza o temor a ser descubiertos por la familia.
El apodo de “viudas negras” tiene su origen en el reino animal: las hembras de la araña conocida como “viuda negra”, tras el apareamiento matan y devoran al macho. Como muchos de esos casos terminaban en la muerte del hombre para apoderarse de sus bienes, la prensa las empezó a identificar con ese nombre. Y de allí pasó al habla popular.
Fuente: Cipo360
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