La violencia contra los animales en General Roca sumó un nuevo capítulo escalofriante. Tony, un perro rescatado que estaba en pleno tratamiento contra el cáncer, fue asesinado a golpes el sábado pasado. El responsable sería un deportista profesional, según denuncian desde organizaciones proteccionistas. El caso, que ya está en manos de la justicia, será el tercer juicio por maltrato animal en la historia de la ciudad.
Pero más allá del dato judicial, lo que duele, indigna y no puede pasar inadvertido es la brutalidad con la que fue atacado un ser vivo que había logrado sobrevivir a lo peor: el abandono, la calle, y una enfermedad que, con tratamiento, estaba logrando superar.
Tony había sido diagnosticado con un tumor venéreo transmisible (TVT), un tipo de cáncer muy frecuente en animales sin castrar. Gracias al trabajo silencioso y desinteresado de una red de voluntarios, había recibido quimioterapia y cirugía reconstructiva. Estaba en recuperación. Tenía una nueva oportunidad. Pero alguien decidió quitarle la vida a golpes, sin piedad, con una violencia que estremece.
Según relatan desde el grupo proteccionista que lo cuidaba, le partieron la columna. El autor ya fue denunciado, pero no puede ser identificado públicamente porque el expediente se encuentra en curso.
Desde el colectivo animalista denuncian que siguen trabajando sin respaldo real del Estado. "La justicia avanza porque estamos encima, no porque haya voluntad institucional de hacerlo", señalan. Recuerdan con dolor el juicio por el caso de Byron, el primer perro por el que se llegó a instancia judicial en Roca: “Estuvimos solas en la sala, con nuestras abogadas, mientras afuera había cientos reclamando. No había ningún representante del Estado”.
Otro antecedente reciente, también frustrante, fue el cierre de la causa por un criadero ilegal en condiciones críticas. El resultado: una disculpa, un mural y bolsas de alimento. "¿Eso es justicia?", se preguntan indignadas.
Tony no es un caso aislado. Es el reflejo de una crueldad que persiste y de un sistema que aún no dimensiona el daño del maltrato animal. ¿Qué más tiene que pasar para que se respete la vida de los animales? ¿Cuántos juicios más harán falta para que las penas sean proporcionales al dolor causado?
Hoy pedimos justicia por Tony. No puede ser otro caso olvidado. No puede ser que quien lo mató camine libremente mientras él ya no está.
Las organizaciones proteccionistas no bajan los brazos. Pero no pueden estar solas. La sociedad, la justicia y el Estado deben responder. Porque la vida de Tony valía.
Fuente: Todo Roca