Uno podría pensar que, al dormirse, las funciones orgánicas también lo hacen. Sin embargo, el sueño no es un simple descanso. Para entender mejor al sueño, debemos conocer que el mismo es uno de los tres estados de la conciencia, conocidos como: vigilia, (caracterizada por la interacción nuestra con el medio que nos rodea), el sueño ortodoxo o SOL (que a su vez se divide en 4 fases) y el sueño paradójico o REM (que es la sigla de Rapid Eye Movement o en castellano “movimiento rápido de ojos”). En la práctica, estos dos tipos diferentes de sueño se diferencian sobre todo en que sólo se sueña en la fase paradójica. Vamos a mirar más detenidamente ahora cada una de las fases del sueño: Dijimos que el sueño ortodoxo, se desarrolla en tres fases distintas: La Fase I es un estado de transición entre el dormir relajado previo y el sueño ortodoxo. Se caracteriza por lentos movimientos de los ojos y ensoñaciones cortas muy vívidas, en las que se ven imágenes en color y con mucho detalle. Dura de 1 a 7 minutos y comprende aproximadamente un 5% del tiempo total de sueño. La fase II es un sueño ya verdadero, que ocupa más del 50% del tiempo de sueño en el adulto. La actividad mental en este momento es dispersa, mundana y con pensamientos. Las fases III y IV aparecen unos veinte o treinta minutos después de empezar a dormir, se entra en un sueño más profundo, llamado sueño DELTA. Se bloquean los mensajes sensoriales y una pérdida de conciencia. En esta fase no se sueña, se descansa, hay una disminución de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y del ritmo respiratorio. Durante este sueño delta, se segrega hormona de crecimiento para que el cuerpo se reponga de su desgaste. Es en esta fase del sueño cuando se da esa extraña sensación en la que de repente sentimos que nos caemos, y nos despertamos muy sobresaltados; es un fenómeno llamado MIOCLONIAS. Se trata en realidad de pequeños ataques epilépticos (de lo que no hay que preocuparse, también los orgasmos lo son de alguna manera). También es aquí cuando se produce el sonambulismo, las pesadillas (sensación de muerte inminente sin apenas ensueño, no esas pesadillas en las que hay, digamos, una línea argumental o elementos específicos que nos provocan terror), y la producción de ARN (ácido ribonucléico) ligado a la memoria. El inicio de la fase REM suele aparece entre los 80 a 100 minutos después de empezar a dormir. El comienzo de una fase de sueño paradójico es, en general, bastante claro, mientras que el fin es menos marcado. Cuando la persona está muy cansada, la duración de la descarga del sueño paradójico es muy breve, y puede incluso no presentarse. Por otra parte, cuando la persona ha descansado, la duración del sueño paradójico aumenta considerablemente. Parece como si el cuerpo necesitara primero descansar para poder luego realizar su principal tarea, soñar. En fase REM la frecuencia cardiaca y respiratoria suele ser irregular. Hay erecciones en los hombres y vasodilatación vaginal en las mujeres. Es en esta fase se produce un bloqueo físico ya que el cerebro segrega sustancias que provocan una cierta parálisis. Esta no es total, puesto que se producen movimientos musculares irregulares, y sobre todo, lo que da nombre a la fase, movimientos oculares. Esta parálisis es necesaria para que el durmiente no se haga daño al vivir alucinaciones oníricas. Estas fases de sueño SOL y REM se repiten a lo largo de todas las noches (o del rato que estemos durmiendo, sea de día o de noche). Cada 90 minutos, hora y media aproximadamente, tenemos un nuevo ciclo de sueño en el que, por término medio, los primeros 70 minutos son de sueño SOL y los últimos 20 de sueño REM. Podríamos resumir todo lo dicho en que la evolución nos ha dotado de dos tipos diferentes de sueño, el ortodoxo en el que descansamos y nos recuperamos físicamente de la ardua realidad, y el paradójico, donde nuestra mente descansa de esa misma realidad, viajando por la suya propia. Ahora ya sabe, al dormir, no sólo se está tirado en la cama.