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30 de Noviembre de 2016
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Medicina y Religión. Evolución histórica

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Las explicaciones en torno a los procesos patológicos han sido formuladas, a lo largo de la historia, en función de diferentes causas: sobrenaturales, divinas, humanas, científicas y naturales. En todas las culturas ancestrales, existía un grupo selecto de gente que a través de su capacidad de sugestión iniciaron las primeras prácticas curativas mediante el uso de conjuros, empleo de pócimas y otros artificios. Se podría afirmar que no hay cultura ancestral en la que el desarrollo de la práctica médica sea ajena a la magia y la religión. Los conocimientos médicos más antiguos pertenecen al Paleolítico Inferior, aunque son escasos. A partir del año 4000 a.C. ocurrió una revolución técnica y cultural que permitió el florecimiento de grandes civilizaciones y sus características comunes en el ámbito médico eran el politeísmo y diferentes grados de religiosidad, asociados directamente con las enfermedades o la acción de sanar. Otra etapa muy importante en el desarrollo de la Medicina y la acción de sanar se inicia con la historia del cristianismo, por tanto, desde la predicación del propio Cristo, es patente la relación entre él y la Medicina, en la que se distinguen, hasta cinco aspectos diferentes: el metafórico, el taumatúrgico, el ético, el doctrinal y el técnico. La Iatroquímica o química médica, nombre que se le dio a la fusión de la Alquimia, la medicina y la química, la practicaban los seguidores de Paracelso desde el siglo XVI. A pesar del progreso en las ciencias médicas el Siglo XVIII se consideraba la edad de oro de la charlatanería y los cultos extraños. La imagen mágica del médico del siglo XIX cambió por el desarrollo de la medicina que dependía de la ciencia y del papel dominante del laboratorio en los problemas de enfermedad y muerte. El médico dejó de ser un hombre con poderes semimilagrosos, para participar en las tendencias positivistas de la época y reconocer como verdaderas sólo aquellas conclusiones que se basaban en hechos objetivos. En nuestra actualidad, cuando la enfermedad aparece, muchas personas recurren a la oración. Con frecuencia, la fe y la medicina pueden ir de la mano. La religión proporciona consuelo y fortaleza, mientras que la medicina convencional hace su parte para restablecer la salud. Y algunas recuperaciones son difíciles de atribuir sólo a la medicina. Pero, ¿qué sucede cuando la fe y la medicina están en conflicto? ¿Qué hacen los médicos cuando las creencias religiosas de un paciente interfieren con su mejor recomendación médica? La creencia religiosa muchas veces se interpone con lo médico-legal. Y es allí donde el médico busca ser apoyado para no ser luego acusado por un familiar por la falta de un tratamiento correcto. Hoy día el caso más característico corresponde a los testigos de Jehová, que no permiten transfusiones de otras personas. ¿Qué se debe hacer?, si no se pasa la sangre el paciente puede morir, lo contrario lo mantendrá vivo, pero “sentirá un cuerpo contaminado”. En lo personal creo en la elección absoluta de cada uno, pero que no puede obviarse la temática legal, por lo que siempre sugiero que quienes crean que no deben recibir ciertos tratamientos tengan consigo un poder por escribano donde se aclare cada ítem no deseado. Así, el médico sabrá que hacer entre el dilema de su ética y la creencia de su paciente en el momento de urgencia. Y evitar que un juez decida por el paciente.

 

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