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Merecido fruto por tanto esfuerzo. Gran recompensa por tanto sacrificio

Eulalio “Coco” Muñoz ya está en Esquel y los amigos y familiares lo recibieron como un héroe

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Muchas lágrimas, muchos abrazos, muchas palmadas, muchas felicitaciones, mucho de “gracias a todos”. Mucho de mucho.

 

Emoción y alegría. Inmensa alegría.

 

“Coco” Muñoz apenas se bajó del avión, se dio cuenta que era otra persona. Que se metía dentro de la historia del deporte de la Argentina, de la provincia, de Esquel, de Gualjaina.

 

A “Coco” le van bien las cosas, porque Dios premia a los pibes humildes, que tienen capacidad y templanza. Que nunca se rinde, que es educado, de mucho perfil bajo.

 

“Coco” viene de una familia de buenas raíces. De buena gente. Y eso Dios lo sabe, por eso el premio, el gigantesco y merecido premio de ser considerado un atleta olímpico.

 

Hoy al mediodía, en el Aeropuerto de Esquel se vivió un momento de muchas emociones.

 

Ella es chiquita, casi imperceptible. Muy menuda. Y se metió entre todos los grandotes para saludar a su hijo.

 

Apenas Coco la vio, se fundieron en un abrazo eterno. Fue la imagen del día. Es que el esfuerzo fue grande y la recompensa debía ser igual.

 

Un mes en Huancayo para solo pensar en  la marca mínima. Analizar con Rodrigo Peláez cada una de las alternativas para no dejar pasar esta oportunidad.

 

Es cierto que los planeta se alinearon para para que todo suceda como tenía que ser: con Eulalio “Coco” Muñoz en la línea de largada en la prueba de Maratón de los próximos Juegos Olímpico de Tokio 2020.

 

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