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05 de Abril de 2023
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“Vamos a mi casa y hacemos una fiesta”: el abuso de un policía a una compañera

Ocurrió durante un control en época de pandemia. Fue condenado a 3 años y medio de prisión. Tenía “buena relación” con sus superiores.

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El Tribunal de Impugnación dejó efectiva la sentencia fijada a un policía, quien había sido condenado por el abuso sexual simple agravado a una compañera, durante un control policial en la Ruta 151, en la ciudad de Neuquén.

 

Ocurrió en 2020. El acusado había impugnado el fallo, alegando que no existía una relación de “asimetría” entre ellos, argumento que la Justicia rechazó, a pesar de que él ostentaba menor rango: se informó que él tenía “buena llegada a sus superiores”, e incluso había convivido con uno de los jefes de más alto rango en la zona, publica La Mañana de Neuquén.

 

Según confiaron fuentes judiciales, el hecho en cuestión tuvo lugar el 1 de mayo de 2020, durante el periodo de cuarentena más estricto. En ese momento, y con el objetivo de restringir el acceso a la ciudad y controlar los permisos de circulación, la Policía había montado un puesto en inmediaciones la Circunvalación y la Ruta 151.

 

En ese contexto se encontraban el cabo Claudio Fabián Fuentes y la sargento que fue víctima. Según la acusación, el policía manoseó a su compañera por encima del uniforme y le dijo "levantemos todo esto y vamos a mi casa, vamos a enfiestarnos".

 

Con todo esto, en noviembre del año pasado, el Tribunal de Juicio le aplicó en Cipolletti a Fuentes la condena de tres años y diez meses de prisión más la inhabilitación perpetua para ocupar cargos en la función policial.

 

Sin embargo, la defensa del acusado cuestionó la calificación legal respecto de una relación de asimetría entre la víctima y el victimario, puesto que él revestía el rango de cabo y ella de sargento, con catorce años de antigüedad en la institución.

 

Justamente, el fallo del Tribunal de Juicio hablaba que él se encontraba en una situación de preeminencia sobre ella ya que tenía “buena llegada” a sus superiores. Compartía momentos con los jefes policiales y había convivido con un comisario mayor.

 

Teniendo en cuenta estas situaciones, el Tribunal de Impugnación desestimó los argumentos interpuestos por la defensa. Además, la sentencia juzgó el caso con perspectiva de género y puso el acento en la humillación que sufrió la sargento y en la violencia institucional que padeció a raíz de la denuncia.

 

En tanto, surgió del juicio que la cuestionaron por “quilombera” y la hostigaron con cambios de guardia en lugares que no correspondían por su jerarquía y la movieron de comisaría. Incluso el comisario a cargo de la Comisaría 32 bajo un “sesgo machista” revictimizó a la mujer diciéndole que “lo que pasa en el móvil, queda en el móvil”.

 

 

 

 

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