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20 de Agosto de 2023
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Franco Peláez: La solidaridad se contagia y diferencia

En el marco del Día de las Infancias, compartimos la historia de Franco Peláez, quien junto a su familia fomentan la solidaridad y la empatía, valores inculcados desde la niñez y que se perpetúan a través de las generaciones.

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Por Lelia Castro

 

 

En un mundo donde la solidaridad puede parecer escasa, la familia Peláez demuestra que unidos y comprometidos, pueden marcar la diferencia en la vida de los demás. En el Día de las Infancias, compartimos la inspiradora historia de Franco y su familia, cuyo corazón ha tocado la vida de muchos, dejando una huella imborrable en la comunidad de Esquel.

 

 

 

Franco Peláez es reconocido por el legado de solidaridad que ha construido junto a su familia. Junto a su esposa y su hija Ariana, con un bebé en camino, y el apoyo inquebrantable de sus padres y hermanos -Álvaro, Bruno, Matías y Rodrigo-, los Peláez se han convertido en un ejemplo de empatía y generosidad en la comunidad.

 

 

Su infancia transcurrió en el Barrio Malvinas dejó una huella profunda en Franco y sus hermanos. Criados en un entorno que valoraba la importancia de ayudar al prójimo, aprendieron desde temprana edad a empatizar y brindar una mano solidaria.

 

 

Mi infancia fue en el Barrio Malvinas, una infancia feliz, nos criamos con amiguitos del barrio, feliz porque tuvimos una familia bien constituida gracias a Dios, una madre muy presente que nos inculcaba buenos valores en casa, pero por sobre todas las cosas, se nos daba importancia, se nos daba valor”.

 

 

 

El padre de Franco, apasionado por las máquinas, además de su trabajo en Vialidad, dedicó su tiempo a dirigir una escuela de atletismo sin ser profesor de educación física, brindando oportunidades a jóvenes que de otra manera no tendrían acceso a la competencia. Este espíritu altruista se inculcó en todos los miembros de la familia, quienes desde entonces han estado comprometidos en mejorar la vida de aquellos que lo necesitan, “nuestros padres nos criaron de una manera tal que poder empatizar, de ponernos en el lugar del otro desde muy chicos”.

 

 

“Mi padre salía con 20 a 40 chicos a competir, chicos que por ahí no tenían la posibilidad de ir ni siquiera a Tecka, y él los sacaba a competir a lo largo de la provincia. Y de esta manera nos enseñaron esto de poder dar una mano, de poder ayudar al otro en lo que podamos”.

 

 

 

La historia más reciente y conmovedora de la familia Peláez se centra en el cumplimiento del sueño de Aimara, una niña que cumplió 15 años en circunstancias económicas difíciles. Conociendo la familia Millacan desde 2011 y habiendo compartido momentos de solidaridad con ellos a lo largo de los años, los Peláez no dudaron en unirse cuando se enteraron de la difícil situación de Aimara y su familia.

 

 

 

Su hermano Bruno tomó la iniciativa de organizar una fiesta de cumpleaños para Aimara, cuyo entorno económico no le permitía festejar este importante hito. A través de las redes sociales y la participación de la comunidad, la celebración cobró vida con el apoyo de personas que compartían la misma visión de brindar felicidad y esperanza a quienes más lo necesitan. “Creo que ese día llegaron cerca de mil mensajes”, recuerda.

 

 

Apareció alguien y dijo ‘yo saco fotos’, apareció otro y donó un cuarto para que hagan una pata flameada, otro donó para la mesa dulce y otro una torta, la decoración… empezó a aparecer gente y más gente”.

 

 

 

El esfuerzo conjunto y la colaboración desinteresada de muchas personas hicieron que la fiesta de cumpleaños de Aimara se convirtiera en un evento inolvidable. Desde la donación de un cuarto hasta la decoración y la comida, la comunidad de Esquel demostró su capacidad de unirse por una causa noble. La fiesta fue un éxito rotundo, lleno de emociones y alegría, especialmente para Aimara y su familia, quienes pudieron experimentar un día mágico que les devolvió la esperanza y la fe en un mundo mejor.

 

 

“La verdad que pensé mucho en si subía o no la foto y si contábamos la historia, pero creo que es necesario no por una cuestión de ego, sino porque debemos transmitir que también hay pequeñas cosas que pueden hacer feliz a otros ,ojalá sea el punta pie para incentivar a mirar al de al lado, a ayudarnos entre todos y sobre todo a compartir el tiempo necesario para darnos cuenta de que pequeñas acciones pueden generar felicidad”. Comparte su hermano Bruno en Facebook.

 

 

 

Atribuyen su actitud solidaria a sus valores cristianos y a su creencia en un ser superior que valora el amor y la ayuda al prójimo. Sin embargo, su mensaje va más allá de la religión, es un mensaje de esperanza y empatía, un llamado a una sociedad más compasiva y solidaria, “tratamos de alguna manera de ayudar a los demás y que quede ese mensaje en los demás”.

 

 

Franco expresó su deseo de que la sociedad comience a mirar más allá de sí misma y empiece a pensar en los niños y las infancias. En un mundo lleno de desafíos, su esperanza es que los niños de su comunidad puedan disfrutar de un futuro mejor, donde las necesidades básicas estén cubiertas y cada niño pueda celebrar su día con alegría y dignidad.

 

 

 

Se muestra muy agradecido hacia quienes les ayudan en sus causas, porque ven que las cosas se cumplen, además de agradecer a todos aquellos quienes de alguna u otra manera ayudan al prójimo y no se ve o nadie se entera, pero que están ahí para hacerles, desinteresadamente, un poquito mejor la vida a otras personas.

 

 

En lo personal, considera que ha cumplido sus sueños con la música y la realización audiovisual, pero lo que es más importante para él es que sus hijos sean buenas personas y continúen con el legado de solidaridad que le han inculcado desde la niñez.

 

 

Ese es el gran sueño que tengo, no pido dinero u otra cosa, solamente tener una familia bien constituida, con buenos valores y que sean buenas personas para seguir con esto que hacemos hoy”.

 

 

 

La familia Peláez, con su labor solidaria y su amor incondicional por los demás, demuestra que la solidaridad se contagia y que juntos podemos crear un mundo más justo y compasivo. En este Día de las Infancias, su historia nos recuerda que un pequeño acto de bondad puede tener un impacto profundo en la vida de otros, y que cuando nos unimos por una causa, podemos hacer realidad los sueños de aquellos que más lo necesitan.

 

 

 

Queremos hacer un agradecimiento especial a Franco por la charla, su predisposición, amabilidad y por brindarnos el material fotográfico.

 

 

Además nos gustaría saludar a todos los niños en su día, que sea con alegría y que todos luchemos en pos de cumplir sus derechos relativos a la vida, la salud, la educación, al juego, la convivencia familiar, a la protección contra todo tipo de violencias, a no ser discriminados y a que sus opiniones se escuchen y sean tenidas en cuenta, entre otros.

 

 

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