RED43 red43-canal Especiales RED43
10 de Septiembre de 2023
red43-canal |

Un Maestro en la meseta, donde la educación y la familia son valores inquebrantables

En honor al día del Maestro, charlamos con Horacio Quinteros, uno de esos maestros de vocación, el cuarto de diez hermanos, apostando a la educación y valores familiares, respetando las diferentes culturas de cada uno de sus estudiantes.

Escuchar esta nota

Por Lelia Castro

 

 

En la vasta y pintoresca meseta de la Patagonia argentina, donde las extensiones se funden con la claridad y luminosidad del día, la historia de Horacio Quinteros, un apasionado maestro, cobra vida. Nacido en El Maitén, este hombre de 47 años ha dejado una huella imborrable en la educación de la región de Cushamen, donde cinco escuelas rurales, cada una con su propia historia y comunidad de descendientes aborígenes, lo han visto crecer y prosperar.

 

 

 

Su madre cuenta que Horacio es el cuarto de diez hijos, a quienes ha criado con mucho sacrificio y sufrimiento, velando porque a sus hijos no les falte nada, estudien y estén siempre impecables, “¡no te cuento lo que lavé de ropa!”, dice. En ese momento se hacía todo a mano, ella cuidaba de los niños, dándoles de comer y llevándolos de a tandas a la escuela, mientras su marido trabajaba. Ella cuenta que a Horacio le gustaba ir a la escuela desde muy pequeño, ya con dos años iba al jardín con sus hermanas.

 

 

 

Horacio recuerda con cariño su infancia en la Aldea Buenos Aires chico, donde la familia, compuesta por diez hermanos, encontró la fuerza en la unión y la educación. Su madre, a pesar de no haber tenido una educación formal, siempre estuvo presente, alentando a sus hijos a estudiar y brindándoles apoyo en sus tareas escolares. Su padre, un trabajador incansable, hacía un esfuerzo adicional para asistir a las reuniones escolares, demostrando la importancia que daba a la educación de sus hijos.

 

 

Pasábamos mucho tiempo en las escuelas, porque generalmente era de jornada completa. Entrábamos a la mañana y salíamos después de las 5 de la tarde, entonces nos quedaba poco tiempo para el juego y los fines de semana. Lo que sí teníamos eran rutinas muy propias de la familia, teníamos la figura de la mamá y el papá, nuestro papá llegaba tipo 7 de la tarde, trabajaba en la zona rural, y nuestra mamá siempre con nosotros. Tenemos esa imagen siempre que en la cena estábamos todos juntos, mi papá en la cabeza de la mesa. El orden comienza en el hogar: uno empieza a tener las pautas de convivencia social desde la casa. Por ahí nos peleábamos por debajo de la mesa. Mi mamá me miraba, porque tenía algunos problemas de salud, entonces me protegía un montón, tenía algunos episodios de altas temperaturas y podía convulsionar, por eso me protegían mucho, mis hermanos me peleaban pero me querían y me cuidaban”.

 

 

 

La educación siempre fue una vocación para Horacio. Desde temprana edad, supo que quería ser maestro, y su determinación lo llevó a comenzar su carrera docente a los 19 años en la escuela N°38 de Cushamen, una de las primeras escuelas de la región. Allí, comenzó a dejar su marca, estableciendo conexiones profundas con sus estudiantes y brindando apoyo no solo académico, sino también en aspectos fundamentales de la vida.

 

 

Yo quise ser maestro desde siempre, siempre tuve esa idea. Fui maestro con mucha vocación. Venimos de ver alumnos en cada lugar donde trabajamos, encontrarlos ahora y que te recuerden como su maestro, quiere decir que alguna huella dejaste, que es un poco lo que uno apunta con lo educativo”.

 

 

 

Uno de los momentos más emotivos de su carrera ocurrió cuando una exalumna lo reconoció como su maestro de 4° grado, remontándose a su primera clase juntos. Esta experiencia lo conmovió profundamente y le recordó el impacto que un maestro puede tener en la vida de un estudiante.

 

 

Tengo los mejores recuerdos de Cushamen, porque pasaron cosas re importantes: desde la creación de los Juegos Aborígenes, que hoy siguen vigentes y van a cumplir 25 años, en la que participamos con mis compañeros y mi hermana, que ahora es supervisora de escuelas, mucha gente participó. Tuvimos en esa escuela la presencia de un presidente de la Nación, que más allá de lo político y lo partidario, nunca más vino ni va a venir un presidente a Cushamen, por lo menos no en el corto plazo. Nosotros estábamos en esa escuela y recibimos al presidente, trayendo un montón de oportunidades nuevas”.

 

 

 

También se ha destacado en la promoción de la interculturalidad en la educación. En su primer clase con un primer grado, Horacio preparó toda una exposición para explicar el ciclo del agua, cuando termina un estudiante le recordó que, para que lloviera en la región, los abuelos realizaban un "camaruco", una práctica que difiere de la explicación científica occidental. Esto le recordó la importancia de respetar las creencias y tradiciones culturales en el proceso educativo.

 

 

 

Además de su trabajo en las aulas, ha dedicado tiempo a la formación de futuros docentes, compartiendo su experiencia y pasión por la educación. Ha visto a sus propios estudiantes convertirse en colegas y continuar su legado en la enseñanza. Está convencido de que “la escuela es un lugar muy importante y la educación es trascendental en la vida,  el maestro es muy importante en la vida de los alumnos, que asienten y puedan despegar, el maestro es fundamental”.

 

 

 

Entre otras tantas satisfacciones, la vida en lo escolar le brindó la posibilidad de conocer hace más de 20 años a Vero, su compañera de vida, con quien está orgulloso de decir que hoy siguen “caminando juntos, inculcando los valores no solamente a los estudiantes, sino también a nuestros hijos de la importancia que tiene la institución familiar, sea la constitución que tenga en estas nuevas épocas”. Para él es trascendental el rol de la familia como institución primaria de convivencia social.

 

 

 

En una época en la que la educación pública enfrenta desafíos constantes, este profesor la reivindica con una gran vocación, y es un ejemplo de compromiso y pasión. Su mensaje es claro: la educación es un acto político en el que cada maestro pone en juego su identidad y valores. La educación pública, en su máxima expresión, es una herramienta poderosa para transformar vidas y comunidades, y él ha sido un fiel defensor de esta causa.

 

 

La educación es ante todo un acto político, no partidario, sino un acto político donde uno pone en juego todo lo que es como persona, ahí no te podés guardar nada, porque ahí te sale lo que sos. Entonces el mensaje es este: ser consciente de que ahí uno va a poner en juego todo lo que uno cree, todo lo que uno piensa, todo lo que uno sueña y espera, todo lo que uno pretende. Es sumamente importante reivindicar el rol del educador en estos días es sumamente trascendente, porque además esa acción política que uno realiza permite que el que está compartiendo el viaje con uno también se anime a soñar,  a crecer, a aprender… y eso se transmite, se transmite desde la pasión que uno le pone a esto. Porque si no hay pasión, vos no transmitís nada, en cualquier ámbito”.

 

 

 

La historia de Horacio Quinteros es un recordatorio de la importancia de la educación, la familia y la pasión en la vida de un individuo y en la sociedad en su conjunto. Su legado perdurará en las generaciones venideras, inspirando a futuros maestros a dejar su propia huella en el mundo de la educación. Un maestro que le hace honor a su día, como tantos otros que dejan cuerpo y alma en la educación de sus alumnos, dejando una marca que los acompañará por toda la vida.

 

 

 

 

En honor a todos los maestros en su día, a los rurales que dejan cuerpo y alma con las adversidades que tienen que atravesar para llegar a las escuelas, a los de la ciudad, a todos aquellos que dejan una huella imborrable en las vidas de sus alumnos.

 

 

 

No quería dejar de agradecer el amor con que me recibieron sus padres Yolanda y Horacio, y la buena predisposición de Horacio de llevarme a realizar el recorrido por las escuelas que marcaron su vida.

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error