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14 de Noviembre de 2025
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Ordenan el uso de tobillera electrónica a un hombre que incumplió la restricción de acercamiento

Esquel: La Justicia ratificó la medida tras desestimar la apelación de la defensa, argumentando la "inminente necesidad de proteger a la víctima". El imputado había enviado mensajes intimidantes por WhatsApp.

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Un hombre que tenía prohibido acercarse y contactar a la madre de su hija por casos de violencia de género deberá ahora llevar una tobillera electrónica con geolocalización. La decisión fue tomada por la Justicia luego de que el imputado incumpliera reiteradamente las órdenes judiciales, incluso con mensajes intimidantes publicados en whatsapp.

 

La inminente necesidad de proteger a la víctima

 

La medida de protección inicial, que le prohibía acercarse o contactar a su expareja, fue dictada por la justicia penal a raíz de una denuncia de amenazas. Sin embargo, el hombre la desobedeció. Intervino también la justicia de familia y hubo nuevas desobediencias.

 

El último incumplimiento no se debió a un encuentro físico, sino a frases amenazantes que el imputado publicó en su estado de WhatsApp cuando ya estaba fijada la fecha de la audiencia de formalización de la investigación. Frente a esta nueva alerta, la Fiscalía solicitó en la audiencia una medida más estricta que frene la escalada de violencia.

 

En esa audiencia, un juez ordenó el uso de la tobillera electrónica con seguimiento geosatelital. La defensa apeló la decisión, argumentando que atenta contra la intimidad y la libertad de su defendido, pero un tribunal revisor, integrado por dos jueces de Comodoro Rivadavia, la confirmó, ratificando la necesidad de proteger a la víctima.

 

Un patrón de desobediencia

 

La historia de amenazas se remonta a agosto, cuando la víctima denunció mensajes de texto explícitos de su expareja: “Si no volvés conmigo, esto se termina para todos. No me interesa terminar preso ni muerto. Si vos no estás conmigo, no vas a estar con nadie. No me dejes tirado si no morimos todos”.

 

A raíz de esta amenaza, se dictó la primera orden de prohibición, que el imputado ignoró. Pese a que se dictó una orden posterior más estricta, el hombre volvió a desobedecer las directrices judiciales.

 

Por su parte, el abogado defensor minimizó los incidentes, describiéndolos como "encuentros casuales" (uno en un supermercado y otro en un control policial), e intentó presentar a su defendido como víctima de una supuesta persecución por parte de la mujer.

 

No obstante, la Fiscalía enfatizó que no se trata de casualidades, sino de un patrón documentado de desobediencia a las órdenes de un juez, lo que revela un claro contexto de riesgo que justifica la preocupación del sistema de Justicia.

 

La gradualidad

 

Uno de los puntos clave del proceso es que la tobillera electrónica no fue la primera opción, sino el último recurso después de que las medidas menos severas fallaran.

 

Al resolver, una de las juezas de la revisión, le explicó esta lógica al imputado, advirtiéndole sobre las consecuencias de su desobediencia:

 

"Esto es gradual. La justicia actúa gradualmente. Se le impuso una prohibición de acercamiento... Si no va a cumplir... No le va a quedar otra al magistrado que disponer su prisión. Yo ya le aviso cómo es esto".

T.B

 

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