La británica Ethel May Caterham fue oficialmente reconocida como la persona viva más longeva del planeta tras el fallecimiento de la religiosa brasileña Sor Inah Canabarro Lucas, quien ostentaba el récord con 116 años.
La confirmación llegó el 2 de mayo por parte de Guinness World Records, el Grupo de Investigación en Gerontología (GRG) y la base de datos LongeviQuest.
Caterham tiene 115 años y 252 días, según informó la BBC, y su historia es testimonio de más de un siglo de vivencias atravesadas por algunos de los eventos más significativos de la historia contemporánea.
Nacida el 21 de agosto de 1909 en la aldea de Shipton Bellinger, en el sur de Inglaterra, es la última súbdita viva del rey Eduardo VII.
Una vida atravesada por la historia
Desde su infancia en medio de la Primera Guerra Mundial hasta sobrevivir al Covid-19 con 110 años, la vida de Caterham refleja una resiliencia extraordinaria. Vivió en India como niñera, se casó con un militar británico en 1933, fundó una guardería en Gibraltar, y crió a dos hijas en el Reino Unido. Hoy es abuela de tres y bisabuela de cinco.
El propio rey Carlos III le envió una carta de felicitación en su último cumpleaños, destacando su vida como “un hito verdaderamente notable”.
¿El secreto de su longevidad?
Cuando le preguntaron cómo había llegado tan lejos, Ethel respondió con sencillez: “Nunca discuto con nadie, escucho y hago lo que me gusta”. Esta filosofía de vida, sumada a una genética notable —su hermana vivió hasta los 104 años—, podría explicar parte del misterio.
Actualmente reside en el centro Hallmark Lakeview Luxury Care Home, donde fue homenajeada con pastel, tiara y celebraciones tras el anuncio del Guinness. La organización planea entregarle el certificado oficial en persona.
Caterham no se propuso batir récords, pero con su historia de más de 115 años, se convirtió en un símbolo de longevidad, historia viva y serenidad.
O.P