La historia de esta virgen comenzó en 1630, cuando Antonio Farías de Sá, un hacendado portugués que residía en la región de Córdoba del Tucumán, solicitó a un conocido en Brasil que le enviara una imagen de la Inmaculada Concepción para instalar en una capilla que estaba levantando en sus tierras. Su amigo le envió dos figuras religiosas: una de la Virgen como él había pedido, y otra representando a María con el Niño Jesús en brazos.
Las estatuillas fueron cargadas en una carreta y emprendieron un largo viaje hacia el destino previsto. Sin embargo, al llegar a las proximidades del río Luján, los animales que arrastraban la carreta se detuvieron sin razón aparente. Pese a todos los esfuerzos, no lograron moverlos. Entonces, los troperos decidieron bajar una de las cajas y probar suerte: no ocurrió nada. Al intentar con la segunda, los bueyes comenzaron a avanzar con total normalidad.
Los carreros, sorprendidos, abrieron la caja dejada atrás y descubrieron que contenía la imagen de la Virgen Inmaculada. Quienes presenciaron la escena interpretaron el suceso como un signo divino: la Virgen deseaba permanecer en ese lugar.
Desde entonces, la imagen fue venerada primero en la casa de un vecino del lugar, Rosendo de Trigueros, y luego en una modesta capilla. Con el paso de los años, esa pequeña construcción fue reemplazada por la majestuosa Basílica de Luján, hoy epicentro de peregrinaciones y expresiones de fe de miles de personas de todo el país.
El prestigio de esta advocación mariana trascendió las fronteras religiosas. Próceres, autoridades y fieles han acudido a ella para pedir protección. Incluso varios papas han demostrado su devoción. Incluso Francisco guardaba un vínculo especial con la Virgen por su origen argentino.
En 1887, por decisión del papa León XIII, la imagen fue coronada canónicamente, y en 1944 fue declarada oficialmente Patrona de las Rutas Nacionales por el gobierno argentino.
Más allá de su valor espiritual, la Virgen de Luján simboliza un fuerte sentido de pertenencia y unidad para los argentinos.
R.G.