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23 de Mayo de 2016
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PIGAFETTA Y LA AVENTURA DE HERNANDO DE MAGALLANES

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Extrañamente el hombre fue registrado como Antonio Lombardo, o Lombardero, ya que a los extranjeros se les sustituía su verdadera filiación por el de la ciudad o región de origen. Para la posteridad, el nombre del cronista de Magallanes es Pigafetta. Y muy poco se sabe de él, de su vida anterior, incluso de su muerte. Oriundo de Vicenza, norte de Italia, y descendiente de una familia acaudalada, pasó su juventud en Roma, cercano a personajes influyentes de la Iglesia. En medios universitarios se hablaba entonces de los viajes marítimos, de los nuevos conocimientos geográficos y las rutas hacia el Oriente que habían experimentado tiempo atrás, Marco Polo, y más recientemente, Cristóbal Colón y Américo Vespuccio, de quien derivó el nombre del nuevo continente. Y el joven anhela viajar por esos territorios y mares desconocidos, plagados de misterio y de aventuras, pero destinados a formar parte de los nuevos conocimientos científicos. Sus vínculos con la Iglesia facilitaron esa posibilidad.
A fines del siglo XV, el mundo conocido y el por conocer estaban divididos por la vertical decisión del Papa Alejandro VI en dos: según el Tratado de Tordesillas estipulaba una línea imaginaria que caía en regiones todavía desconocidas; lo que se encontrase al occidente de la línea sería de España, la nación del Papa, y lo que se ubicase al este de la misma, sería de Portugal. En virtud de este Tratado, la primera sería la potencia más favorecida en América y la segunda apenas obtendría Brasil. En España y Alemania reinaba el emperador Carlos de Habsburgo y en 1518, Monseñor Francisco Chiericato, funcionario del Papa León X, fue designado embajador del Vaticano ante la corte del emperador. Se sabe que un marino portugués, Hernando de Magallanes, al servicio español, está en Sevilla organizando una gran expedición con destino a las Molucas, en el “lejano oriente” pero tomando la ruta del oeste. Las Molucas están en “zona española”, según aquél tratado y el eclesiástico embajador ha tenido a Antonio bajo su tutela en sus tiempos de Roma. Usando sus influencias, el joven buscará incorporarse a tamaña aventura.
Pigafetta se vincula a Magallanes y a la casa de Contratación; finalmente, en 1519 parten de San Lúcar de Barrameda hacia el oeste, buscando como destino final, las tierras orientales de las especias, sedas y perlas, marfiles y oro. No bien aceptado por este último, Pigafetta supo conquistarse gradualmente la estima, terminando en ser su propio criado o bien, hombre de confianza.
El veneciano será el cronista de la expedición; sus escritos se transformarán en uno de los pilares del conocimiento renacentista en nuestro continente; serán de los primeros relatos minuciosos sobre tierras y aguas, animales y gente que poblasen, entre otras regiones, la Patagonia.
Día tras día, escribe lo que observa e indaga con atención, hace comentarios derivados de su estudio del universo, maneja los instrumentos más modernos inventados hasta entonces para acompañar la tarea del náutico. Y no sólo describía paisajes y pueblos; también los sufrimientos de quienes iban en ese primer viaje alrededor del planeta. La suerte quiso todavía que la amistad mutua no durase: el 27 de abril de 1521 Magallanes fue muerto por los indígenas de la isla de Cebú, en el archipiélago años después denominado Filipinas, y Pigafetta fue herido en la tentativa de salvarlo.
Muerto Magallanes, Pigafetta fue aceptado como nuevo jefe del equipo. Vuelto a la patria con los otros diecisiete sobrevivientes de la expedición, escribió la “Relación del primer viaje en torno al mundo”. La obra, hoy, es considerada uno de los más preciosos documentos acerca de los grandes descubrimientos geográficos del siglo XVI.
Sólo la nave “Victoria”, bajo el mando de Sebastián Elcano, pudo regresar a España; llevaba consigo apenas 22 hombres, de los 265 que habían zarpado. Era setiembre de 1522 y habían circunnavegado el mundo por vez primera. Hacia 1524 escribe una crónica del viaje, publicada en italiano hacia 1800, con el título “Relazione in torno al primo viaggio di circunnavegazione, notizia del Mondo Nuovo con la figure del paesi scorpeti”
Pigafetta murió probablemente alrededor de 1534.
En este largo periplo, los expedicionarios recorrieron las costas de nuestra Patagonia. Invernaron en San Julián, tomaron un primer contacto con nativos y atravesaron el estrecho que denominaron “de Todos los Santos”, avistando al sur indicio de vida humana en el territorio que pasó a llamarse “Tierra del Fuego”; más adelante, tras una recorrida dificultosa en mares fríos y vientos de tormenta, salieron al Pacífico, nombre que dieron al inmenso océano que se abría ante sus ojos. Después, la extensa e interminable travesía, el hambre, la locura y las pestes, para arribar debilitados a las islas del sudeste asiático.

 

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