Investigación y desarrollo: imprescindible y en deterioro

Todos los procesos y actividades vinculadas a la inversión en Investigación y Desarrollo son imprescindibles para el desarrollo productivo de un país.

La inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) generan información, conocimiento y productos de innovación demandados en el mercado.  Redunda en el avance de las fuerzas productivas, incrementa el capital del país, propicia inversión, incide en la eficiencia de las empresas y en la viabilidad económica de toda nación.

Con apoyo, incentivos y las partidas presupuestarias que demande la I+D, se propician acciones concretas del estado, que disminuyen las asimetrías por regiones y permiten la generación adecuada de políticas públicas y sociales.

Un gobierno que tenga en sus proyectos el crecimiento del país y la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos, de ninguna manera puede pasar a un segundo plano o disminuir la Investigación y Desarrollo, todo lo contrario, debe estar entre las prioridades de todo gobierno.

En la campaña de Cambiemos del 2015 se prometía duplicar la inversión pública y privada en Ciencia, Tecnología e Innovación. 

En el actual gobierno nacional no solo se incumplió esta promesa, sino que fueron inferiores las partidas asignadas en el presupuesto del país para inversión en Ciencia y Técnica, que no solo incluye I+D sino también, transferencia de tecnología, educación de postgrado para formación de investigadores y promoción de las actividades científicas y técnicas.

El gobierno termina el 2019 con un año donde se acentúa la más baja inversión en este sentido.

El sector privado, donde más se ha hecho por esto, ha tenido que enfrentar dificultades para acceder a financiación, entre otros factores, careciendo del apoyo que desde el gobierno se debe dar a estas actividades que inciden en estrategias fundamentales para que prevalezcan las empresas en el mercado y la incidencia pública que ello genera.

Con el nuevo gobierno sería loable que se retome y se dé la importancia que requiere la inversión en I+D. Con ello se estaría proyectando un país donde tenga verdadera importancia el cuidado del ambiente, la calidad de vida de sus ciudadanos, el desarrollo de las fuerzas productivas y con ello resultados positivos en productividad, el renacer de la industria nacional (que está en franco deterioro), el necesario crecimiento de Argentina y, finalmente, el despegue de la maltrecha economía con la cual recibimos el 2020.