14 de Noviembre de 2025
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El Proyecto "Frutillas del Viento" recibe distinción del Senado de la Nación

La iniciativa, que combina energías renovables con la producción intensiva de frutillas, fue reconocida por su abordaje socio-productivo y tecnológico en la Meseta, consolidando un cambio de paradigma en la zona.

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La Estación Experimental Agroforestal del INTA Esquel celebra un importante reconocimiento a nivel nacional. El Senado de la Nación otorgó una de sus distinciones más importantes en ciencia al proyecto "Frutillas del Viento", una iniciativa de producción intensiva que articula el conocimiento técnico con el desarrollo comunitario en la Estepa y la Meseta.

 

Nicolás Nagahama, Director de la Estación Experimental del INTA Esquel, expresó el "orgullo" que significa que la Fundación 500 RPM, vinculada al proyecto, haya sido seleccionada. Destacó el rol del INTA al haber participado "desde un inicio junto a la fundación, con la capacidad técnica que tenemos en el INTA Esquel, para poder dar inicio, comienzo, seguimiento, desarrollo al proyecto". Este premio es un reconocimiento al "esfuerzo de varios años de trabajo" y sirve para "darnos fuerza para seguir adelante con otros proyectos vinculados o similares con la fundación y apuntados a la meseta".

 

El Ingeniero Agrónomo Eduardo Miserendino, referente clave del proyecto, explicó que el éxito se basa en la articulación con la ONG. La Fundación 500 RPM está abocada a las energías renovables mediante la construcción de aerogeneradores en escuelas técnicas. Esta tecnología fue clave, ya que sumó una solución para los pequeños productores de la Estepa que tenían problemas de energía, permitiendo "hacer funcionar los sistemas de riego".

 

Frutillas: Un Cultivo Rentable y un Cambio de Paradigma

 

La colaboración entre el INTA y la fundación se formalizó con un convenio en 2020. Juntos, propusieron un sistema de producción intensiva y eligieron la frutilla debido a la falta de competencia de este cultivo en la zona.

 

Miserendino resaltó que el cultivo de frutilla demostró ser altamente rentable para los pequeños productores.

 

Tras cinco años de trabajo, el proyecto se ha extendido significativamente. Hoy ya hay 22 productores en la región, distribuidos desde Gualjaina, Paso del Sapo y Paso de Indios, hasta el sur en Río Mayo y Alto Río Senguer, incluyendo también interesados en toda la zona de la cordillera, desde Cholila hasta Cerro Centinela.

 

El proyecto es "muy integral" ya que no solo aborda lo socio-productivo, sino también lo ambiental (velando por un sistema sustentable) y lo tecnológico (usando energías renovables y tecnología de punta en campos marginados).

 

Nagahama agregó que el éxito con un cultivo "complicado" como la frutilla, que es "altamente demandante y tiene cierta complejidad", abre una "puerta hacia un cambio o ser la puntita del ovillo para un cambio de paradigma". Esto demuestra que en una zona donde predomina la ganadería extensiva, los productores pueden desarrollar una actividad intensiva y que "el que sabe hacer frutillas... luego va a poder hacer verduras de hoja, lechuga, acelga, espinaca, porque es un cultivo que tiene mucho menos requerimientos".

 

Productores de Punta y Desafíos de Comercialización

 

Miserendino explicó que al inicio se decidió no diversificar cultivos para facilitar la enseñanza. La frutilla fue elegida también porque no había competencia, lo que ofrecía un impacto económico inmediato.

 

Si bien los productores son "buenos productores", no siempre son "buenos comerciantes", por lo que el INTA está generando líneas de capacitación para mejorar la estrategia de marketing y packaging.

 

El Agrónomo señaló que los productores de la agricultura familiar que participan hoy están utilizando un sistema de producción equiparable al de cualquier productor "de punta del país", usando tecnología como "la cinta de goteo, están usando el Mulch, están usando plantines de variedades adecuadas y están usando el micro túnel".

 

El desafío principal del proyecto es que los agricultores familiares entiendan que en "una pequeña superficie" se puede lograr "la misma rentabilidad trabajando en un predio chico pero sacando mayores ingresos que en superficies mucho más amplias".

 

El proyecto "Frutillas del Viento" busca aprovechar las limitaciones de la zona, como el viento y el sol, ya que los campos de la Meseta ofrecen "suelos súper sanos, aguas de muy alta calidad". Finalmente, Miserendino concluyó que el objetivo es complementar los ingresos familiares, sin buscar reemplazar la matriz productiva cultural de cría animal, demostrando que "se puede también cultivar intensivamente en la meseta".

T.B

 

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