Una seguidilla de hechos lamentables y frases desafortunadas. No solo se negó a atender a un perro que acababa de ser atropellado, discriminó alevosamente a dos niños de unos 6 y 9 años, sino que además quiso aprovecharse de la buena voluntad de una mujer que al ver el accidente socorrió a la mascota y a sus pequeños dueños.
Ayer por la mañana alrededor de las 11.30 horas un auto atropelló un galgo en una esquina de Gonnet, en La Plata, Buenos Aires. El conductor no se detuvo, dejando al perro tirado, con “una pata lastimada y un testículo afuera” como consecuencia del golpe. Una mujer que fue testigo del episodio (y que posteriormente compartió en las redes sociales todo el hecho) ayudó a los nenes a llevar en brazos a su mascota hasta la veterinaria más cercana para atenderlo.
“Lamentablemente para el perro y los nenes fuimos a la veterinaria equivocada”, relata la mujer “ nos atiendo una persona que revisando al perro dijo que había que suturar, pero que a ‘esos (hablando por los nenes y frente a ellos) ya los tenia vistos y que eran negritos que no tenían plata y que no podían pagar’, así que le dije que siendo una sutura yo iba a hacerme cargo de conseguir la plata para los gastos y le hice hincapié en que no era la forma de llamar a dos nenes chiquitos por el solo hecho de ser humildes y que encima estaban muy preocupados por su perrito y lo tenían súper cuidado”, relato la mujer.
La veterinaria miró a la joven con mala cara y mofándose de la situación le dijo “bueno ya que tenes plata te cobro 2000 pesos y si no llevalo a otro lugar”.
El animal entre tanto sufría del dolor y ante la negativa de la veterinaria de aplicarle anestesia o algún calmante, el maltrato recibido por parte de la “profesional” y el excesivo precio fijado al azar, la mujer se trasladó con los niños y el perro hacia otra veterinaria. “Les explique a los nenes que iba a llamar a mi veterinaria y a algunas amigas, y que podíamos conseguir un lugar en donde no abusen ni maltraten, pero que su perrito así no iba a quedar”.
Como si ya la seguidilla de maltrato, discriminación y ofensa no hubiese sido suficiente, la veterinaria los miró y les dijo que “esa conversación tan linda de moral la tenes afuera con estos”.
Gracias a la intervención desinteresada de otra veterinaria, el galgo está internado y siendo curado. Los gastos resultaron ser mucho menores a los 2000 pesos que les habían manifestado, y la cuenta fue abonada gracias a esta mujer y a la solidaridad de personas que se conmovieron con el relato.
Lo triste de todo esto es, que más allá de que se negara la atención a un ser vivo, poniendo como excusa el dinero (aunque nadie había dicho que no se pagaría, sino todo lo contrario), que se maltratara injustamente a dos criaturas, y que la discriminación sea algo tan naturalizado en estos días.