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28 de Diciembre de 2017
sociedad |

Conmovedora carta de un padre que perdió a su hijo

El emocionante relato de Bruno Peláez 

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El 28 de diciembre de 2011 Bruno Peláez sufrió el dolor más grande y desgarrador que un ser humano puede vivir, el temor más inmenso que todo padre o madre teme enfrentar. Su hijito Thiago falleció en un trágico accidente.

 

Bruno nunca se atrevió por contar la historia, a escribirla. Hoy, 6 años más tarde, por primera vez decidió hacerlo.  Decidió que su dolor, que ese tremendo momento que debieron soportar puede “ayudar” a otros a tomar conciencia: “de algo tiene que servir nuestra historia...todos vivimos en una sociedad llena de odio, de rencor, donde mil veces culpamos, causando dolor... todos creemos que nunca nos va a pasar, hasta que nos pasa... por eso entendamos que nadie está exento de las consecuencias de no tomar precauciones necesarias”.

 

Esta es la conmovedora carta que Bruno nos envió para compartir con todos ustedes, y para que a través del dolor de toda su familia se pueda tomar conciencia y evitar este tipo de situaciones.

 

“Mi hijo...mi amor… Thiago Manuel Peláez... 28 de diciembre de 2011, ya han pasado 6 años de ese día. Recuerdo claramente como sucedió todo, estábamos con dos amigos trabajando en el lavadero cuando a la una del medio día me llaman diciéndome que mi hijo tuvo un accidente...yo estaba a sólo 6 cuadras del hospital y creo que nunca corrí tan rápido como ese día... no tardé nada en llegar y recuerdo con mucha claridad lo que vi y sentí : entré corriendo a la Guardia y sin decir nada abrí la puerta y entré sin pedir permiso... a mi izquierda observé a un joven lleno de heridas y bañado en polvo ,continúe avanzando desesperado y abrí otra puerta, cuando observé muchos enfermeros y mi hijo en el medio de todos ellos... obviamente me sacaron de la sala y me pidieron que valla a la sala de espera donde estaba la familia de mi hijo. Cuando los observé no entendía nada y sólo quería calmarlos diciendo que Thiaguito era fuerte que nada iba a suceder...pero créanme que cuando observé a la mamá de mi hijo sentí tanta culpa que nunca me lo perdone... rápidamente llamé a mi familia y pedí ayuda, mis hermanos fueron los primeros en llegar y recuerdo que yo no sabía qué hacer en ese momento...el doctor nos comunicó que posiblemente tenía una hemorragia interna y debían llevarlo al quirófano urgente ,fue en ese momento que llegó otro médico y decidieron llevarlo al quirófano en la camilla ., es inexplicable lo que sentí al verlo en esa camilla, ahí estaba mi hijo y con su mamá caminábamos al lado de él implorando a Dios que mi hijito soporte... hay algo que muy pocas personas saben, y es que cuando lo trasladaban para ser operado le tomé su mano y le supliqué que no me deje  que por favor resista...fue en ese momento que el cerró su mano y apretó la mía....Thiago sólo tenía un año y once meses…el entró al quirófano y su color de piel ya no era la misma...algo me decía que ese apretón de mano  era nuestra despedida...paso una hora aproximadamente y nadie salía de la sala donde estaba siendo operado, pero sinceramente para mi fueron dos segundos cuando vi salir al médico y todos los enfermeros juntos...recuerdo tan bien cada momento ,cada gesto, cada rostro, hasta recuerdo los detalles de las paredes del lugar....ellos salieron todos juntos y exactamente en ese momento sentí que me moría, antes de que el doctor me dijera que el bebé no había soportado yo ya sabía que él se había ido al descanso., me caí al piso y sólo lloré, escuchaba a su mamá  ,sentía que ella moría junto a nosotros...salí corriendo y amigos y mis hermanos junto a mi padre me agarraron para calmar mi estado, no sé a dónde iba a ir sólo quise correr y que nada estuviera pasando... mi padre me dio un abrazo tan fuerte ese día en el piso que le pedí que me acompañe a ver a Thiaguito a la sala, el doctor nos dejó pasar y ahí estabas hijo mío, en pañales, dormido  sobre la camilla... ése instante pareciera que fue hace sólo unas horas, lo tomé de su cabeza y le Di gracias a dios por el tiempo que él estuvo conmigo, recuerdo que en la oración dije: gracias por el ángel que me distes esté tiempo, te lo devuelvo Dios mío pero ayúdame por favor..  No sé de dónde salió esa templanza pero luego de ese momento caí que él estaba muerto... le pedía que se valla a casa con migo, que se despierte, le pedía que se levante que no quería que se valla, pedía y pedía perdón por lo que le había pasado... luego me fui y con mi padre y el me dio en la mano un mechón de pelo de mi hijo que aún conservo ... cómo también tengo nuestro primer dibujo juntos, su ropa, sus pañales, si bolsito listo como él lo tenía cuando se iba con migo a casa... Thiago Manuel Peláez falleció al año y once meses de vida, era un nene feliz, era lo más lindo que existía, él era mi vida...un 28 de Diciembre del 2011  en horas del mediodía el vehículo en el que circulaba volcó a alta velocidad en una calle de Esquel, Thiago no tenía el cinturón puesto, el circulaba a upa de su mamá  en el asiento de adelante como siempre lo hacía conmigo...el auto volcó y mi hijo quedo aplastado, su madre levanto el vehículo con otro hombre sacando fuerzas de donde no existe, sin embargo mi bebé no soporto y horas más tarde falleció de un ataque cardiorespiratorio  en el hospital... quizás muchos me critiquen por contar la historia, nunca me atreví a escribirla pero creo que a alguien le tiene que servir para reflexionar y pensar cada vez  que lleven a un niño o niña en el asiento de adelante y sin cinturón...yo recuerdo que horas más tarde que mi hijo falleciera fui a ver al conductor del vehículo y nos abrazamos juntos ...nunca gracias a Dios  viví con odio, nunca pero nunca sentí rencor... considero que el mayor responsable de lo sucedido fui yo y no me castigo hundiéndome en el dolor...tengo padres y por el amor que siento por ellos jamás dejaría que vivan lo mismo que viví yo... pero de algo tiene que servir nuestra historia...todos vivimos en una sociedad llena de odio, de rencor, donde mil veces culpamos   causando dolor... todos creemos que nunca nos va a pasar, hasta que nos pasa... por eso entendamos que nadie está exento de las consecuencias de no tomar precauciones necesarias . Se que algún día Dios me va a permitir volver a ver a mi hijo, de esa promesa me aferro, pero también sé que cada acto consciente se puede evitar”.

 

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