¿ Y si cuidamos lo que tenemos?

Les propongo un ejercicio simple. Piense en un bien material que usted tenga bajo su propiedad. Una casa, un auto, un terreno, un colectivo. Piense luego que, por razones económicas o financieras le cuesta sostenerlo en condiciones o mantenerlo. Se presenta un tercero y le ofrece una explotación de esos recursos poniendo recursos económicos. La casa se alquila por habitaciones temporales para turismo, el auto cumple funciones de taxi, el terreno para instalación de una huerta o el colectivo para transportar alumnos a los colegios.

Ahora bien, siguiendo ese análisis ¿cuales serían los recaudos? Un contrato, definir la inversión y los plazos, establecer equidad entre las partes para el reparto del beneficio, un seguro, pagos impositivos, formas de control, etc.

¿Aceptaría de un 3% a un 12% por cualquiera de estas variables?, supongo que no. El sentido común indica que lo más importante reside en el bien que usted posee y, pese a las dificultades, es relevante para buscar el beneficio con quien invierte.

Con los recursos naturales como el petróleo, la pesca, las tierras, la minería, el viento, la energía o los bosques, pasa exactamente lo mismo. Nos pertenecen al conjunto del tejido social representado en el Estado y es administrado, temporalmente, por quienes son elegidos para gobernar.

Así de simple es como debieran ser pensados, al menos desde mi concepción, la utilización de los variados y fantásticos recursos naturales con los que contamos en nuestro territorio chubutense.

Recientes decretos y acuerdos establecen que se ponen en venta centrales hidroeléctricas o la posibilidad de explotación del recurso de uranio que poseemos en la zona central del Chubut.

Ahora bien, ¿en que términos y condiciones? ¿bajo que pautas y donde esta la participación de los dueños de esos recursos?.

Por mi pertenencia y militancia partidaria recurro a la visión de Juan Domingo Perón al respecto, que señalaba hace más de seis décadas que "tenemos necesidad de todos los minerales que poseemos, poseemos todos los minerales que necesitamos. Tenemos industrias por alimentar y si no la hubiera podríamos crearla, porque afortunadamente esta tierra posee todo lo que necesitamos".

En otro de sus libros agrega que "debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales...la lucha contra la contaminación del ambiente y de la biósfera, contra el despilfarro, los hacinamientos y la degradación debe iniciarse ya en todos los niveles, municipal, provincial o nacional".

Obvio que agrega en detalle muchos esquemas de información y organización, pero tomo como base el sentido de hacer y de cuidar.

Nuestra región ya tiene esas explotaciones en marcha y, antes de que vengan nuevas, deberíamos hacernos cargo de cuidar las existentes promoviendo mejoras.

A modo de ejemplo, si el Estado (es decir todo el pueblo) invirtió en los 70 más de dos mil millones de dólares de una central hidroeléctrica para que luego sea rentada para su explotación con un diez por ciento de inversión, ¿no es tiempo de programar de manera conjunta las inversiones de los próximos veinte años? ¿no podremos establecer costos diferenciados de la energía que produce para promover el empleo y el desarrollo de todos?.

Por qué razón debemos "negociar" (en formato de debilidad absoluta) nuevos recursos cuando aún no hemos sacado beneficio de los existentes.

Con el sólo hecho de recuperar miles de hectáreas para destinar a planes productivos iríamos de manera planificada a desempleo cero, pero hay quienes miran el camino corto de contar con fondos frescos mañana, que nos dejarán con futuro incierto a corto plazo.

No pongamos nuestra casa, el auto, el terreno o el colectivo en manos de unos pocos que solucionan el problema de hoy pero solo buscan su propio beneficio.

Hagámonos cargo de lo que tenemos y busquemos con organización alternativas donde la prioridad sea el habitante de la provincia y su bienestar.

Descuidar nuestra responsabilidad pensando individualmente sólo será sumar futuro sin destino.