03 de Septiembre de 2019
deportes |

“Pensé que iba a hacer el ridículo”

Corrí los 5 km del Trevelin solidario. Me enteré que para mi tiempo no usaron un cronómetro… pusieron un almanaque

Escuchar esta nota

(Por un cansado, Carlos “el Chavo” Ortiz). - ¿Qué me motivó a correr? En verdad no lo sé. Calculo que mis hijos. Morena tiene 9 años y Matías apenas 6. Son chiquitos y yo fui padre de grande. Se me hace difícil jugar con ellos. La hipertensión y mis casi 20 kilos de más, me están pasando factura, y a veces con intereses.

 

Empecé a sentir el paso del tiempo y en cada invierno me doy cuenta. Los huesos ya duelen y la panza crece. Me resisto a creer que mi única actividad deportiva sea en un futuro jugar al tejo o a las cartas y hasta capaz que me animo al newcon, porque no creo que sea tan difícil.

 

Me fascina el deporte y al atletismo el tengo un cariño particular.

 

Ya ni me acuerdo cuando empecé a ser periodista. Cada tanto tengo que mirar el diploma para saber bien el año en que me recibí. Lo que sí me acuerdo que los textos los escribíamos a mano y que no existían las PC.

 

Como periodista deportivo disfrute de muchas carreras. Me acuerdo de los Provinciales Evita y los Nacionales en Mar del Plata. Fui testigo de los lindos momentos de Eliana Oviedo, de Janet Ibañez, de los lanzamientos de Ramiro Santibañez.

 

Nadie me contó, lo he visto yo, los lanzamientos de disco de Luciana Torres y de jabalina de Lucas Ancaten. También me asombré sobre la evolución de Marcela Crespo (en bala) y de Sergio Callentrú (Jabalina).

 

En los Juegos de la Araucanía observé aquella rivalidad entre Joaquín Arbe y Matias Schiel como así también la frescura de Vanshi Thomas, quien corría con una facilidad increíble.

 

He visto Provinciales de Cross, como aquel de Puerto Madryn, donde aparecía una niña llamada Micaela Colinecul y lo vi a “Lalo” Ríos en Crónica de Comodoro Rivadavia, cuando nadie lo registraba y hasta ese momento no había cruzado el océano.

 

Y también lo ví a “Coquito” Muñoz, en una carrera en Cushamen donde nadie lo conocía y yo era capaz de apostar cualquier cosa por él, porque la victoria era segura.

 

¿Cómo será correr un tetra?, me refiero a la última etapa, la pedestre. ¿Con qué fuerza llega uno a esa parte de la prueba después de un esfuerzo de más de tres horas?

 

Me pasé la vida escribiendo y entrevistando. Analizando, opinando y relatando, siempre en la cómoda, con micrófono y auriculares, con cámara de foto y notebook.

 

Me cansé de escuchar que en el atletismo no es solo el primero el que gana. Nunca entendí como un atleta que corre una hora más lento que el ganador festeje como si fuera medallista olímpico.

 

¿Qué lo lleva a uno a correr y saber que sos uno más del montón?

 

¿Dónde está la competitividad en terminar en el puesto 150 de un total de 200 competidores? ¿Porqué se festeja tanto?

 

Había que descubrirlo. Con mi señora tratamos de caminar y pocas veces de trotar. Es que la acumulación de grasa (cosas dulces, mates, choripanes y pizzas) no es fácil de eliminarlo de mi cuerpo. Y para colmo la Sole tras ser donante de riñón en octubre del año pasado, se dejó estar igual que yo. Porque ella, antes de la operación hizo un esfuerzo muy grande para bajar de peso y como todo el tema es la constancia, o la falta de constancia.

 

Con los días lindos comenzamos a caminar por la vía y cada tanto nos pegábamos unos piques, claro que estábamos a años luz de ser Sergio Trecaman o Karina Neipán, pero nos sentíamos bien por lo mucho que transpirábamos.

 

Y surgió la carrera de Trevelin. Y nos anotamos. En mi caso, nunca corrí una carrera, en mi caso no recuerdo en mi vida haber corrido cinco kilómetros de un saque. Sin parar, sin caminar.

 

Ya estábamos anotados y el día anterior, quisimos con mi señora correr un trayecto similar y es cierto que tuvimos que caminar un poco en el medio. Pero nos dimos cuenta que 5 km no eran tanto, que era posible alcanzarlo.

 

La jornada fue fantástica. Era la primera vez que llegaba a un momento previo de la carrera, que me reunía con tantos amigos y que no tenía cámara en mano. Fuimos a pagar la inscripción, al dejar el producto no perecedero y a retirar el número, en mi caso el 240.

 

Y Arrancamos. Teníamos como meta correr a 8 minutos el kilómetro, el cuerpo no me daba para hacerlo más rápido. Según la cuenta, en 40 minutos teníamos que estar en el arco de llegada.

 

En los primeros cien metros “nos pasaron todos”, en un momento dije… “a seguirlos”,  hubiese sido un error. Teníamos que hacer nuestra carrera.

 

Los primeros metros fueron de una leve subida, hasta ahí todo normal. Sole se asustó en la bajada hacia el frigorífico, sobre todo en la segunda bajada hasta el cruce que va a la izquierda. Me dijo, “después tenemos que subir por acá”. No me quise preocupar en ese momento, ya iba a llegar ese momento para subirla.

 

Se me hizo interminable la recta hasta el puesto de agua. No podía distinguir el puesto y tampoco veía a los atletas volver. Me puse contento cuando lo vi a Helton Ibañez y a uno que en ese momento no lo pude distinguir, que sencillamente volaban y yo, iba a paso de tortuga renga.

 

Llegué hasta el puesto y no pude con mi genio, me quedé charlando con Hugo que estaba allí y con otras amigas que nos regala el deporte.

 

Viví algunos años en Trevelin y sentí el aliento de los que estaban mirando la carrera. No lo puedo negar, eso también me dio fuerza.

 

Sole en el regreso de esa recta interminable me decía, “apurémonos ahora porque después tenemos la subida”. Y le pusimos nitro y le dimos… y justo al llegar al cruce, escuchamos los pasos veloces de Sergio Pecorari, de Sergio Trecaman cien metros detrás. También me pasó Epele y Nico Alvarez, todos ellos justo en la subida, en la más empinada.

 

Tuve que caminar unos metros, me había quedado sin nafta y es ahí donde uno empieza a buscar energía en los pensamientos, en los chicos, en querer llegar y no hacer el ridículo. Sole había empezado a trotar y le dije “.. andá nomás.. yo te alcanzo”.  Me ganó por 15 segundos.

 

Cuando tomé la última calle, que desciende a la Escuela 37, me preguntaba, cuando sería el momento en que me iba a acalambrar o me iba a desgarrar.

 

¿Llegaré corriendo hasta la meta? Cuando cruce la avenida San Martín me pregunté ¿cómo será llegar trotando y que todos aplaudan? No lo sé… probemos, para correr vine.

 

Estoy a días de cumplir 53 años, el domingo en Trevelin corrí mi primera carrera. El tiempo fue de 43min 10seg. Tres minutos más lento de lo que yo pensaba. La charla en el puesto de agua y esos 300 ó 400 metros de caminata luego de esa gran subida, seguramente habrán sido esos tres minutos, que tuve “de recargo”.

 

Es cierto que al otro día me dolían las piernas. Pero creo que hizo efecto la vacuna. Si alguien sabe de alguna que otra carrera, no deje de avisarme. No vaya a ser cosa que corra de vuelta y llegue a los 40 minutos.

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error