El mercado inmobiliario está prácticamente paralizado y atraviesa una de las peores crisis de los últimos años. Ante este escenario complejo, las inmobiliarias deben afrontar la pérdida de clientes, debido a que los propietarios se vuelcan cada vez más a las ventas directas.
En general, lo que buscan los propietarios es evitar el cobro de comisiones, que, en el caso de compra-venta de un inmueble, son de 3 puntos para los dueños y 4 para el comprador, aunque esos números pueden variar según cada inmobiliaria.
La operación se debe hacer de manera usual, a través de escribanos, pero internet hace que sea mucho más sencillo encontrar compradores y que estos y los dueños puedan evitarse las comisiones. Las fotos con tecnología 360, que permiten hacer un recorrido virtual por las propiedades, ayudan a que solo vayan a observar las personas verdaderamente interesadas.
Incluso en MercadoLibre se encuentra esta tendencia: hace 3 años, solo el 20% de las personas vendía directamente, pero ahora es un 30%. En las calles, se ven más carteles del estilo "Dueño vende". Hay muchas ofertas, ya que el mercado está paralizado.
En época de crisis, se asumen ciertos riesgos y las pocas transacciones que se están realizando son de propiedades pequeñas, de entre 1 o 2 ambientes. Así, por ejemplo, de un departamento que cuesta u$s100.000, el propietario debe abonar a la inmobiliaria el 3%, es decir, u$s3.000, y el comprador u$s4.000, a lo que deben sumarle los gastos de escribano. Estas comisiones, en un mal mercado en el que, a veces, las propiedades se bajan de precio para vender más rápidamente, son privativas y obligan a buscar alternativas para evitarlas.
En páginas web, cada dueño entra a su cuenta, observa las consultas de posibles compradores, puede conversar y negociar con ellos. Como en todos los negocios, la tecnología e internet llegaron a cambiarlo todo. Lo difícil es que el mercado de bienes raíces se actualice y se sume a esta ola de revolución.
Fuente: Ámbito