27 de Agosto de 2024
sociedad |

14 años de la tragedia del Cerro Cocinero: Un recordatorio sobre la importancia de la seguridad en la montaña.

Al cumplirse 14 años de la avalancha que se llevó la vida de tres jóvenes marplatenses, la Asociación de Andinistas de Esquel pide reflexionar sobre el rol de los refugios destinados a la seguridad, y no a fines lucrativos o comerciales.

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En la majestuosa panorámica del Cerro Cocinero, una montaña de 2.281 metros sobre el nivel del mar en el Parque Nacional Los Alerces, se entrelazan la belleza natural y la memoria de una tragedia que cambió el montañismo en la región para siempre.

 

Al cumplirse 14 años de la avalancha que se llevó la vida de tres jóvenes marplatenses, la Asociación de Andinistas de Esquel y el Oeste de Chubut lanzó un llamado urgente a la reflexión y a la acción para revitalizar el espíritu de la montaña y rescatar la importancia de los refugios en estas alturas.

 

La madrugada del 27 de agosto de 2010 no solo marcó el fin de la vida de los tres jóvenes, sino que también selló el destino del refugio “Luis E. Villa”, el cual había sido hogar y protección para montañistas y aventureros desde su inauguración en 1998. Esta avalancha no solo arrastró consigo vidas, sino también un recurso fundamental para la seguridad de quienes se aventuraban a conquistar las cumbres del Cerro Cocinero.

 

Hasta aquella fatídica noche, el montañismo en la región vivía una etapa de auge. El Cerro Cocinero era un sueño para muchos amantes de la montaña, un destino soñado que ofrecía un trekking y escalada mixta en un entorno de indescriptible belleza. Sin embargo, el luctuoso evento detuvo bruscamente las actividades de montaña en el Parque.

 

En el aniversario de esta tragedia, el mensaje de la Asociación de Andinistas de Esquel y el Oeste de Chubut es claro: “Ojalá clubes y montañistas sigamos golpeando puertas”, piden, subrayando la necesidad entender que un refugio en la montaña no es un lujo, sino una necesidad imperiosa. Los refugios no son hoteles ni elementos de lucro; son espacios esenciales para la seguridad y el bienestar de quienes exploran estos parajes inhóspitos.

 

Un refugio en la montaña es más que un techo. Es un salvavidas ante condiciones climáticas extremas, un lugar de encuentro para la comunidad montañesa y un centro para las actividades de los clubes de montaña. Su existencia facilita la conservación del medio ambiente al evitar el campamento indiscriminado y promueve una relación armónica entre los seres humanos y la naturaleza.

 

Es imprescindible que los refugios de montaña permanezcan abiertos a todos, cumpliendo su objetivo de garantizar la seguridad en la montaña. No deben transformarse en emprendimientos comerciales que, aprovechándose de bienes públicos, se conviertan en oportunidades para unos pocos. Cobrar accesos o utilizarlos para ofrecer servicios pagos no solo desvirtúa su función original, sino que también pone en riesgo la seguridad de los montañistas y erosiona el patrimonio común de todos. Llenarse los bolsillos a expensas del bienestar público es una traición al verdadero espíritu de la montaña.

 

La Asociación hace un llamado a superar la burocracia y las barreras administrativas que impidieron la reconstrucción y el mantenimiento de estos espacios. “Basta de poner placas y cruces: ¡Pongamos sueños! ¡Levantemos un techo, pongamos voluntades!” exigen.

 

 

S.C.R.

 

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