RED43 pais
26 de Noviembre de 2025
pais |

El pasto alto, la prueba que fue clave: cómo cayó el jardinero que mató a una psicóloga

Era su clienta. Y la asesinó a puñaladas para robarle una bicicleta. La tierra adherida al cadáver, otra pista para los investigadores. Lo detuvieron cuando estaba a punto de fugarse. El jubilado que fue clave en la pesquisa. 

Escuchar esta nota

El jardinero Gustavo Echeveguren  será indagado en las próximas horas por el fiscal Álvaro Garganta, que lo acusa de matar a puñaladas a mediados de este mes a la psiquiatra Virginia Franco, su clienta, confirmaron fuentes judiciales.

 

Echeveguren fue capturado ayer martes por la DDI de La Plata de la Policía Bonaerense en la esquina de su casa, sobre la calle 461, también en la zona de City Bell. Estaba, por lo visto, listo para huir: había armado un bolso y tenía un pasaje de micro con destino a Tucumán para las 19 horas de ese día.

 

La actual hipótesis del fiscal Garganta es que Echeveguren -de 38 años, con domicilio fijado en City Bell y parientes en un asentamiento de Quilmes, sin trabajos en blanco registrados en su historia ni redes sociales conocidas a su nombre-, mató a Franco para encubrir un robo menor.

 

Las cámaras de seguridad de vecinos de la psiquiatra lo mostraron con una bicicleta idéntica a la que perteneció al marido fallecido de Franco, así como una mochila abultada.

 

Sin embargo, en la casa del crimen, los investigadores hallaron alhajas, el televisor de la víctima y sus dos autos. Al inspeccionar el cuerpo de Franco, los forenses encontraron fragmentos de tierra adheridos al cadáver. Finalmente, la pista de la escena del crimen que llevó a detectives de la DDI de La Plata a sospechar del jardinero no fueron las manchas de sangre, sino el pasto de la casa mismo.

 

Descubrieron que estaba inusualmente alto: el jardín y el cerco vivo parecían desatendidos, con un arreglo parcial. Así, los investigadores comenzaron a rastrear al jardinero. Encontraron al parquero anterior, un hombre de 73 años que, tras jubilarse, le cedió su cartera de clientes a Echeveguren. Allí, dieron con su nombre.

 

Entonces, la DDI platense redobló el esfuerzo. Se concentró en el análisis de cámaras. Encontraron a Echeveguren caminando por la cuadra de Franco en la mañana del jueves 13 de noviembre, el mismo día en que Franco activó su teléfono y realizó una búsqueda online por última vez, una fecha que coincide con la data de muerte. Los videos lo mostraron, primero, yendo, con una escalera. Luego, volviendo, con la escalera, la bicicleta y la mochila.

 

Consultaron a los vecinos del barrio tras obtener las filmaciones. Tal vez, era toda una coincidencia. Pero ninguno había llamado al hombre de City Bell para realizar arreglos aquel jueves.

 

Al momento de ser detenido, Echeveguren cargaba su bolso y su pasaje impreso. Su casa fue allanada: encontraron ropa similar a la que usó el día del crimen, además de herramientas como una sierra y una tenaza. Ninguna parece ser el arma usada para matar a Franco, asesinada a puñaladas. Pero decir “asesinada a puñaladas” es realmente decir poco. Si Echeveguren mató a su clienta, entonces, lo hizo de una forma bestial.

 

El cadáver de la víctima, hallado en el comedor de la casa, atravesó una segunda autopsia la semana pasada, realizada por los forenses de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte. Fue ordenada por Garganta, que buscaba conclusiones más certeras.

 

La puñalada en el cuello, con una herida de seis centímetros en el lado izquierdo, justo debajo de la oreja, que prácticamente la desangró y la llevó a un shock hipovolémico, fue ratificada como la causa de su muerte. Luego, estaban las otras heridas, que revelaron que Franco se defendió de su agresor.

 

El estudio detectó dos cortes en el cuero cabelludo, otro en el lóbulo de la oreja izquierda, así como cortes en los párpados, en los arcos de las cejas y, principalmente, en el dedo índice izquierdo, que presentó también una fractura. También presentaba varios hematomas en sus brazos. Franco, además de ser apuñalada hasta morir, sufrió una breve golpiza.

 

El teléfono de la víctima no fue encontrado. Echeveguren llevaba el suyo encima cuando lo capturaron. Este aparato podrá ser peritado en las próximas horas.

 

 

 

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error