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27 de Noviembre de 2025
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Abelardo Epuyén: Hoy cumpliría 96 años el histórico cantor que marcó la música cordillerana

Nacido el 27 de noviembre de 1929 en Epuyén, su obra se convirtió en un tesoro cultural que aún hoy inspira a músicos patagónicos y seguidores del folklore argentino.

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En la localidad chubutense de Epuyén, a 40 kilómetros al sur de El Bolsón, nació en 1929 Justo Abelardo Epuyén González, una de las voces más representativas de la música de la cordillera. Su segundo nombre (Epuyén) no era un apodo, sino un homenaje de sus padres a esa tierra de valles fértiles, bosques de cipreses, maitenes y coihues, paisajes que luego nutrirían su poesía.

 

Desde los 14 años tocaba la guitarra, y jamás abandonó ese camino. “Pinocho”, como lo conocerían después, fue un hombre de campo: alto, rubio, de ojos claros, siempre vestido de bombacha, sombrero y con el cuchillo al cinto. Su vida transcurría entre el trabajo rural y el canto: alambraba, sembraba, cosechaba, arreaba hacienda y, en sus ratos libres, componía.

 

El legado musical que nació en la Patagonia

 

Abelardo fue un profundo conocedor del territorio cordillerano y de sus costumbres. En cumpleaños, casamientos y fiestas camperas interpretaba rancheras y milongas, pero su repertorio crecería hasta convertirse en una obra de alrededor de 100 composiciones propias entre zambas, cuecas, gatos, chacareras, estilos y loncomeos.

 

En los años 60 y 70 llevó su música por escenarios de Esquel, Comodoro Rivadavia, Trelew, y llegó a tocar en peñas emblemáticas de Buenos Aires como El Hormiguero, El Palo Borracho y El Rancho de Don Fernando Ochoa. Incluso vivió un tiempo en el campo de Jorge Cafrune, con quien entabló una amistad que dejó registros históricos.

 

1965: el disco que hizo historia

 

En 1965, con 36 años y por cuenta propia, viajó a Buenos Aires y grabó un disco simple con cuatro canciones que hoy son piezas de colección: Cazando Jabalí, Tropiando Penas, Mi Arroyo, y De los Lagos.

 

Ese material, difundido en pleno auge del folklore y los vinilos, se transformó en un ícono para la Comarca Andina. En el canal de YouTube del estudio Patagon pueden escucharse audios originales de esas grabaciones, además de la versión que grabó Cafrune de De los Lagos, conservada en casete pero nunca editada por la muerte del “Turco” en 1978.

 

 

Otros músicos (como Horacio Cholila, Efraín Azocar, Rubén Patagonia, Marta Pirén y bandas jóvenes como Zonckoihue) rescataron y reinterpretaron sus obras, asegurando su continuidad a lo largo de generaciones.

 

Una vida intensa y un final trágico

 

La vida de Abelardo Epuyén tuvo la dureza y la belleza de la propia Patagonia. En diciembre de 1978, tras una violenta discusión en un boliche de El Bolsón, fue detenido y encarcelado en Bariloche, donde falleció el 11 de ese mes. Su muerte marcó a toda la zona. “Dicen que el alma de aquel guitarrero, surero de ley, volvió a ser libre”, escribió uno de sus amigos.

 

Pero su obra siguió viajando. Intérpretes como Pancho Quilodrán, Cholo Barriga, Edgardo Lanfré, Miguel Trafipán, Eduardo Paillacán y más recientemente Facundo Picone, mantienen vivo su nombre en escenarios de todo el país.

 

La voz que sigue sumando belleza a la cordillera

 

El músico Christian Valls lo sintetizó así:
“Sus canciones sobrevivieron a la tragedia; muchos años después se reinventan a sí mismas y siguen en la tarea de sumarle belleza a la cordillera.”

 

“Tropiando Penas”: la poesía nochera de Abelardo

 

Entre sus obras más íntimas se encuentra Tropiando Penas, una zamba profunda y sencilla que refleja el espíritu nocturno del cantor patagónico. Aquí, un fragmento de su letra:

 

Mas me gusta andar de noche,
son mañas que tengo yo.
Si a veces pa’ mí, la luna
alumbra mejor que el sol…

 

 

 

O.P.

 

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