Las llamas ya arrasaron con más de 150 hectáreas.
El siniestro comenzó el miércoles y hay preocupación por los cascos de las estancias.
Los diferentes mecanismos del Estado para aplacar el avance de las llamas no resultaron al cabo de tres días de calor e incertidumbre. En las últimas horas continúan llegando hombres y mujeres de distintos puntos de la región para ayudar a los brigadistas locales.
Bomberos de la zona trabajaban con herramientas manuales, equipos de agua y el apoyo de una autobomba para controlar focos activos, extinguir puntos calientes y hacer cortafuegos. Se centraron en la cabeza, el flanco derecho y la cola del incendio.
El Gobierno nacional ayer enviaba recursos para intentar aplacar el fuego.