Para muchos pasajeros viajar por tierra fue una calamidad este fin de semana. Rutas cortadas o transitables con extrema precaución en medio de nevadas intensas en los caminos, acumulación de gente en las terminales, empresas de transporte con servicios reprogramados, varias cuestiones que han hecho que sean días de nerviosismo y conflicto.
Hay cosas que no se pueden manejar, como el clima, pero en situaciones de cierta emergencia en una ciudad como Esquel que destaca por querer atraer el turismo debería mejorarse la atención ante determinadas circunstancias.
El sábado por la noche, con servicios demorados (uno de ellos arribó casi 15 horas después de lo previsto, recién el domingo al mediodía), hubo un momento en que la terminal de ómnibus de Esquel se quedó vacía. Pero no vacía de pasajeros, que continuaban aguardando el arribo de uno de los colectivos atrasados para continuar viaje hacia Comodoro Rivadavia, sino vacía de personal de las empresas para brindar información certera a quienes debían viajar y a las personas que esperaban a los que venían viajando desde Bariloche.
Es cierto que mientras estuvieron la información que suministraron tampoco resaltó por ser correcta. Basta con señalar que dijeron que el servicio que arribó el domingo al mediodía había pasado El Bolsón antes de la medianoche, y en realidad a las 5 de la mañana llegó a esa localidad rionegrina. Estuvo parado en medio de la ruta alrededor de ocho horas y nadie se enteró. Pasajeros denunciaron que no portaba las cadenas correspondientes y por eso estuvo sin poder circular tanto tiempo.
En este cuadro de situación, aquellos que esperaban algún colectivo para seguir viaje de Esquel hacia otro punto de la provincia o los que aguardaban a familiares o amigos que llegaban desde otro lado, se encontraron desamparados. Solucionado el corte de luz que afectó buena parte de la ciudad y en la zona de la terminal duró alrededor de una hora, después de las 12 de la noche aproximadamente, no quedaba más que el sereno, que no tenía tampoco información concreta sobre servicios que habían salido por la tarde de Bariloche y no habían arribado a Esquel. El personal de las empresas brilló por su ausencia.
Plena madrugada en la terminal, con personas esperando un colectivo, sin calefacción en el lugar (o si la hay no alcanza en época invernal), con el kiosco que se encuentra dentro del edificio cerrado, sin la confitería disponible. Personas mayores, padres con niños, absolutamente librados a su suerte.
Sin dudas algo que invita a reflexionar, porque ante eventos especiales como un temporal de nieve que provocó la suspensión de salidas de colectivos y grandes demoras, claramente no se les puede achacar a las empresas de transporte lo que no les corresponde. La eventualidad climática es imposible de manejar, pero pueden mejorar la atención con los pasajeros en eventos de esta naturaleza. Preocuparse por dar una mano a personas vulnerables, no informar cualquier cosa para sacarse de encima a los que preguntan, y si no saben nada decir la verdad, pero no jugar con los que piden algún dato.
Para analizar.