12 de Mayo de 2021
sociedad |

Homenajeamos a Hugolina Millán por el día de la enfermera

Hugolina murió hace poco tiempo, pero dejó atrás 97 años de vivencias en Esquel y una vida siendo enfermera, de vocación.

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Hugolina Millán vivió en Esquel toda su vida. El año pasado desde Red43, le realizamos una entrevista donde nos explicó sus vivencias e historia en sus 97 años viviendo en Esquel.

 

 

Nacida el 30 de octubre de 1922, disfrutó mucho su adolescencia y niñez. Había muy pocos habitantes y todos se conocían. Su primer colegio fue la actual Escuela 76, que antes era la 20, donde pasó toda la etapa escolar.

 

 

Se casó muy joven, a los 15 años, y tuvo dos hijos de su primer matrimonio. Cuando su esposo falleció, entró a trabajar al Hospital y debió criar a sus hijos sola. Sus padres la ayudaron, cuidándolos cuando ella iba a trabajar. Vivía en la calle Mitre y caminaba, en pleno invierno, hasta el hospital, con la nieve hasta la altura de las rodillas.

 

 

En el Hospital, permaneció 33 años. En plena entrevista se reía de manera pícara cuando recordaba anécdotas que no podía contar.

 

 

 

“En el Hospital se ve de todo. Y había que aguantar”.

 

 

 

Los médicos no hacían guardia como en la actualidad, por lo cual las enfermeras quedaban a cargo de las urgencias. Le tocó estar en clínica, pediatría y maternidad, y atender muchos partos. Ha visto muchos nacimientos, médicos que iban y venían, y accidentes de todo tipo.

 

 

 

“Me acuerdo que un día le dijo un doctor, a una de mis compañeras, que le diera adrenalina, para que se le vaya la borrachera. Se mandó una, se descompuso mal, no sabés lo que fue eso. Después ella le decía: ‘Usted sí que me la hizo bien’; ¡Le mandó una vomitada encima!”. Hugolina- 2020.

 

 

 

Toda su familia nació y se crió en el mismo lugar. Esquel, para Hugolina, cambió mucho: “Nada que ver, en esos años. Tenía sus problemas, como tiene ahora el país, pero no tanto: no se notó tanto”. En su época, por ejemplo, cuando sacaban créditos, se anotaba en una libreta, donde escribían lo que cobraban y pagaban. La confianza era otra", comentó en su momento.

 

 

“Era más sociable, más íntimo”.

 

 

 

También añoraba el viejo Esquel, en el que todos se conocían, pero, en toda su vida, jamás se planteó irse, pese a que lo que se ve ahora es muy distinto. 

 

 

 

A su vez dijo que no sintió tanto la desigualdad de género en un lugar pequeño; todo era diferente, pero superó las adversidades con el respaldo de su familia. El doctor Vancalari, del Hospital, fue quien decidió, cuando ella iba a visitar a su marido enfermo, preguntarle si tenía trabajo, ante la inminencia del fallecimiento. Le dijo: “Vaya, que yo la voy a hacer entrar”. Entró, primero, como mucama y, luego, con esfuerzo y asistiendo a distintas clases, avanzó. No cobró durante sus primeros seis meses de trabajo.

 

 

Luego, llegó su segundo matrimonio, con el que tuvo más hijos. Tenía pretendientes a montones, pero había sufrido tanto con su primer marido, a quien cuidó un año mientras estuvo internado, que no le quedaba ningún interés en volver a casarse.

 

 

Hugolina, gracias por todos tus años de servicio como enfermera y lo que hiciste para la ciudad de Esquel.

 

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