19 de Diciembre de 2022
deportes |

“No jueguen por la plata, jueguen por la gloria y se los va a recordar toda la vida”

Aquella frase de Bilardo encajó perfectamente en este requipo. El regalo de Navidad para todos los pibes y pibas de la Argentina

Escuchar esta nota

(Por Carlos “el Chavo” Ortiz). - No hace falta mirar mucho la tele o las redes sociales. Con recorrer las canchitas de Esquel uno se dará cuenta lo que movió esta selección, sobre todo Messi. Hay camisetas de Messi por todos lados, de las verdaderas, de las truchas, “de las alternativas y de las inventadas”, como se lo hizo saber una periodista de la Televisión Pública a un Lionel Messi que escuchaba esta frase que mucha emoción, pero que se apretaba “las piernas” para no llorar.

 

Esta Selección enamoró a propios y extraños. No hubiese sido justo si esa cantidad de chiquitos y chiquitas, con una gran ilusión, no podían ver a la Argentina campeona del Mundo.

 

 

Fueron muchos los 36 años. Ya los huesos duelen solo al recordar que aquel entonces yo saltaba y gritaba desaforadamente. Y también vi el Mundial del 78, ya siendo un adolescente.

 

Y algo ya me estaba molestando. No quería seguir contándole a mi hijo, de 9 años, la historia del seleccionado como un abuelo le puede contar una historia a su nieto. Contarle que hubo un “Pato” Fillol, un Daniel Passarella, un Mario Alberto Kempes, un Valdano, un Burruchaga. Que hubo un Maradona.

 

Que hubo un Diego Armando Maradona, el más grande que vi. Hasta ahora.

 

 

Contarle que hubo un Menotti y un Bilardo que revolucionaron el fútbol, cada uno a su manera.

 

Ayer se jugó la final más fantástica de la Copa del Mundo. Tal vez la final del 30 donde Uruguay le ganó a la Argentina por 4 a 2 haya sido muy buena, pero pocos registros hay de aquel encuentro cuando el profesionalismo en la Argentina comenzaba a escribir sus primeras líneas.

 

La del Mundial del 50 también quedó en la historia. Aquel del “Maracanazo” y la final del 78 también tuvo puntos en comunes con lo que pasó ayer.

 

Aquel pelotazo que dio en el poste derecho de Fillol casi al final de los 90 minutos reglamentarios.

 

La pierna salvadora del “Dibu” Martínez ayer en el minuto 120.

 

Que arquero, ¡¡Papá!!

 

Pero ya más frio, empiezo a encontrar en este seleccionado Argentino cosas en comunes que tiene con aquellos equipos que yo le contaba a mi hijo.

 

Arranco desde el principio. Desde el arco. ¿Cuántos de nosotros conocíamos a Emiliano Martínez, al “Dibu” Martínez? Nadie, casi nadie.

 

Justo antes de la Copa América de Brasil, Franco Armani se enferma de COVID y debió dejarle lugar a este desconocido arquero para muchos. En la misma Copa América los penales fueron el trampolín para Emiliano Martínez, ahora le decimos el “Dibu”, como si lo conociéramos de toda la vida.

 

Y esta película nos remonta al año 90. Al Mundial de Italia. Se jugaba el segundo partido de la fase clasificatoria. Argentina estaba obligada a ganarle a la vieja Unión Soviética.

 

El defensor Julio Olarticoechea choca con el arquero Nery Pumpido y, de manera involuntaria, el arquero sufre la rotura de su pierna (no me acuerdo si era la derecha o la izquiera).

 

Ahí aparece en escena Sergio Goycochea. Quien se hizo famoso por los penales en la definición ante Yugoeslavia y sobre todo contra Italia para meter a la Argentina en la final de la Copa del Mundo.

 

 

En Aquel Mundial, el seleccionado de Bilardo había perdido el primer partido ante Camerún por uno a cero. Y llegó a la final.

 

En este Mundial, el seleccionado de Scaloni había perdido el primer partido ante Arabia Saudita, por dos a uno. Y llegó a la final.

 

Otro de los baluartes de este seleccionado fue Nicolás Otamendi, quien seguramente podrá sentarse en la misma mesa a comer un asado con Daniel Passarella y Oscar Ruggeri. Con Roberto Ayala y con los recordados Cucciuffo y “Tata” Brown.

 

Un león en la cancha, sin dudas.

 

De Julián Álvarez se podría decir que no tiene la velocidad de Caniggia, que no tiene la capacidad goleadora de Gabriel Omar Batistuta, como tampoco la fuerza del Matador Mario Alberto Kempes.

 

Pero tiene un poco de cada uno de ellos y Pep Guardiola se frota las manos. Tiene un pequeño genio. Terrible el pibe, o “la araña”, como le dicen.

 

De Messi ya nada se puede decir. No hay adjetivos, ni subjetivos ni calificativos que pinte lo que significa para el fútbol argentino. Fue su mejor mundial de los cinco que jugó. Claro que hubo una diferencia enorme con los otros.

 

Este “Messi Maradoniano” (en juego y en actitudes ante los rivales) es lo que lo pinta de lleno. Merecido el título, por todo lo que le dio a la Argentina.

 

Y para no seguir escarbando más comparaciones, me quedó con Scaloni, con Lionel Scaloni.

 

De nulos antecedentes para manejar al Seleccionado Mayor de Fútbol (hubo periodistas que lo mataron y hay un Scaloni que lejos está del revanchismo).

 

 

El técnico nacido en Pujato, en un pequeño poblado de la provincia de Santa Fe, que fue capaz “de quemar todos los libros” que hablaban de tener una experiencia en el fútbol de primera división, para sumar méritos y luego sí pegar el gran salto como el máximo entrenador del seleccionado nacional.

 

Con su manera de ser, de pensar, de actuar y de transmitir, armó un cuerpo técnico fantástico (con Samuel, Roberto Ayala y “el Payasito” Aimar, entre otros) y armó un equipo dentro de la cancha donde muchos de los jugadores podrán seguir vistiendo la casaca Argentina en los años siguientes y el futuro está asegurado.

 

En esto mucho tuvo que ver Claudio “Chiqui” Tapia, que lo bancó en todo este tiempo, a pesar de las fuertes críticas.

 

Los nulos antecedentes de Scaloni se los puede comparar con el inicio de José Pekerman quien un día, manejando un taxi, se acercó hasta la AFA para dejarle a Julio Grondona su curriculum y un proyecto para los Seleccionados Juveniles.

 

Esto fue por el año 94. Julio Grondona, por aquel entonces presidente de la AFA, lo designa entrenador de las juveniles.

 

Como jugador se recuerda su paso por Argentinos Juniors y luego por Independiente de Medellín. Fue entrenador de las inferiores del bicho de la Paternal y luego emigró a Chile, donde fue entrenador de las formativas de Colo Colo.

 

No se lo conocía tanto, pero su proyecto convenció al Jefe y la historia es conocida.

 

 

En total ganó tres mundiales de la categoría juvenil (Qatar 1995, Malasia 1997 y Argentina 2001), dos campeonatos sudamericanos (Chile 1997 y Argentina 1999) y el Torneo Esperanzas de Toulon Sub-21 en 1998.

 

Y Pekerman igual que Scaloni, tipo sincero, sencillo y humilde, nada de declaraciones grandilocuentes. Nada de polémica.

 

Y lo hicieron por la gloria, no lo hicieron por la guita. Seguro que el camino es por acá.

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error