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Carlos “Tukin” Scarafia puso en marcha su escuela para arqueros

Dos veces por semana enseña los secretos de un puesto que muchas veces es ingrato

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Los partidos de fútbol se ganan con goles. Esto lo saben todos, inclusive quienes no sepan nada de fútbol. Pero para ser campeón con un equipo de fútbol, sin importa el nivel del torneo, siempre se habla de tener una columna vertebral bien precisa.

 

Esta columna se sustenta en la capacidad de un zaguero, de un cinco que equilibre en el medio de la cancha y de un nueve goleador.

 

También de un arquero, que responda de la mejor manera cuando se lo necesite.

 

Un arquero es el bicho raro del equipo. Se viste diferente, usa guantes, a veces gorro con visera, tiene un corralito que defender y cuidar. Cuando su equipo hace un gol, lo grita solo, salvo que un zaguero se acerque a abrazarlo.

 

Hasta en los entrenamientos se mueve diferente.

 

 

Hay arqueros con diversas características. No fue lo mismo Hugo Gatti que Ubaldo Matildo Fillol, aunque valía la pena pagar una entrada para ver a cualquiera de ellos.

 

Luis Islas debutó en primera cuando apenas tenía 15 años de edad, carita de nene, pelo enrulado.

 

Debutó en Chacarita y luego pasó a Estudiantes de La Plata para luego recalar en  Independiente, fue arquero del Seleccionado Argentino juvenil que participo en el Mundial de México 83 donde fue subcampeón, detrás de Brasil y donde logró el premio al mejor arquero del Mundial.

 

Igual que el “Dibu” Martínez ahora.

 

Y ahora todos quieren ser el “Dibu” Martínez. Todos tienen la camiseta de él con la nº 23.

 

 

Acá en Esquel hubo grandes arqueros, cada uno con su estilo. Andrés Cerecero, el recordado Mario Rozas, Gerardo Lefipan, Jorge Fernández, Leonardo Jones (un referente en Trevelin), Jorge Aleuy (más allá en el tiempo), Walter Selg, quien sigue bajo los tres palos y Carlos “Tukin” Scarafia, entre otros.

 

Precisamente “Tukin” fue más allá que atajar. Quiere marcar un camino. Dejar una huella.

 

Desde hace varios meses puso en marcha un proyecto muy interesante, por cierto. Dos veces por semana da rienda suelta a eso de enseñar la técnica de un buen arquero. De dar a conocer el puesto, sus limitaciones y sus ventajas.

 

 

En una pequeña canchita de la U14, sobre la avenida Holdich, dos veces por semana realiza distintos entrenamientos con niños y niñas de 10 años en adelante. Una veintena de niños y varias niñas se visten de arquero para conocer el puesto, para revolcarse, para saltar, para atrapar la pelota.

 

 

Ejercicios físicos y técnicos, específicos para arqueros. Una hora a pura enseñanza y dedicación. Todos los arqueros y arqueras están invitados a este proyecto. Siempre hay cosas por aprender y si eso se hace con los mejores de la región, es un buen avance para el fútbol cordillerano.  

 

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