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26 de Julio de 2024
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Eduardo tenía todo planificado inclusive hasta el día de su partida

Se fue a tomar el té con Delia, justo en el día del aniversario de la muerte de Evita.

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Por Carlos “el Chavo” Ortiz

 

Seguramente cuando perdió la Dama se dio cuenta que la batalla estaba perdida. Es cierto que muchas veces sin la Dama, la partida se puede ganar.

 

Eduardo tenía una gran ventaja dentro del tablero. Sin la Dama (Delia Larsen), contaba con alfiles y con una linda estructura de peones. Su hijo Alan, Pamela y tantos otros familiares y amigos que lo contenían y lo protegían.

 

La partida de Delia para él habrá sido un dolor grande e inmenso, porque aunque nació en Buenos Aires, junto con ella compartieron en Trevelin la cultura danesa y sobre todo la ideología peronista, más precisamente la de Evita.

 

En los momentos previos a su partida, Eduardo ya tenía todo pensado, calculado como en el ajedrez. Fue a calentar la pava para tomar el te con Delia, justo en un día como hoy. Cuando partía Evita. Eduardo lo tenía todo calculado, a pesar de su endeblez física, pero no mental.

 

Lo tenía todo calculado. Eduardo lo quiso así y habrá que aceptarlo.

 

No terminamos de secarnos las lágrimas por la desaparición física del Pato Vidal y ahora nos levantamos con esta noticia que nunca queríamos esperar. Se fue un gran amigo.

 

Amante del ajedrez como pocos. Fanático del ciclismo, como otros tantos… pero lo quiero recordar por su locura, por ser soñador y mucho más en tiempo de crisis

 

En plena crisis económica del país, se le ocurrió soñar algo por demás loco. Salíamos del 2001 y no había un mango en la calle, y lo peor que no había expectativa. 

 

En una mesa, armó una maqueta. Y con aquellos “Mis Ladrillos” o “Rasti” (no recuerdo, bien) diseñó un gimnasio y una cancha de fútbol. Cuando en Trevelin prácticamente no había una estructura deportiva, él la imaginaba.

 

Locos como pocos y yo lo miraba con una cara, tratando de ser lo más respetuoso posible. Estaba chiflado y a mi me conmovió esa chifladura.

 

Es cierto, en su maqueta no estaba la pileta o el albergue. Nadie me lo contó. Yo estuve presente en esas locuras.

 

Apenas tenía, con “Charcán” Almendra y el otro Luis Almendra (que también lo conocimos como Charcán) una escuelita municipal de fútbol. Y con el tiempo, Daniel Poza fue su lugar teniente. El resto es historia conocida. 

 

La creación del Polideportivo y la batalla que, con muchos amigos, perdimos años atrás. El Polideportivo debía tener en su momento, el nombre de Eduardo Bjerring. Que lo vea en vida, que su homenaje sea en vida.

 

Eduardo fue tan de perfil bajo y tan humilde que no quería su nombre, quería el de Evita. Ahora se entiende todo. Porque se fue en un día como hoy.

 

Un fuerte abrazo, “pelado”, te voy a extrañar.

 

 

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