El Senado de la Nación le otorgó una distinción a Tamara Rubilar (foto), una científica de Puerto Madryn que, a través del estudio de los erizos de mar en la Patagonia argentina, encontró tratamientos para una enfermedad autoinmune y para secuelas frecuentes del Covid-19.
Rubilar se desempeña como docente e investigadora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y forma parte del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos del Conicet (Cesimar-Conicet).
El Senado declaró de interés nacional los desarrollos en biotecnología acuícola llevados a cabo por Erisea, una empresa creada por la científica madrynense con licencia del Conicet.
Según detallaron desde el Cesimar-Conicet, el reconocimiento del Congreso de la Nación destaca el proyecto que utiliza extractos de huevas de erizos de mar para el tratamiento de secuelas del COVID-19.
El origen de la investigación de la científica patagónica tuvo que ver con la necesidad de ayudar a su propio hijo. Mientras aún cursaba la carrera de Licenciatura en Ciencias Biológicas, Rubilar tuvo un hijo que nació con una enfermedad autoinmune de origen desconocido que le desencadenaba alergias alimentarias y respiratorias muy severas.
“Le recetaban corticoides y otros fármacos que sabía que a largo plazo le iban a hacer daño. Para encontrar una solución, contacté a inmunólogos de todo el mundo y lo que comprobé es que se recomendaba dar antioxidantes para bajar la inflamación. Pero en ese momento no se hablaba de antioxidantes como se habla hoy y conseguirlos era difícil”, contó la chubutense.
Un colega le envió un artículo científico de investigadores rusos que mostraba que unos pigmentos de un erizo de mar que habita en el norte del Océano Pacífico actuaban como antioxidantes, tenían un poderoso efecto antiinflamatorio y mejoraban el sistema inmune.
“Para recabar más información contacté al colega ruso autor de ese estudio, y tras diversas pruebas comprobamos que el erizo de mar, que crece en nuestro mar, contenía altas concentraciones de ese tipo de pigmento. Comencé a hacer extractos con esas moléculas para mi hijo y al año le sacamos los corticoides”, explicó Rubilar.
“Cuando vi que con una formulación natural se podía resolver un problema de salud tan complejo, pensé que mi experiencia tenía que servir para ayudar a otras personas. Fue así que fundamos Erisea en 2021 y hoy ya comercializamos cuatro suplementos dietarios”, detalló la científica del Conicet.
Todos los productos que desarrolló con su empresa están validados clínicamente o tienen certificaciones de los Estados Unidos y fueron aprobados por los entes regulatorios.
Respecto de uno de los suplementos dietarios, bautizado Echa Marine, se comprobó que mejora los síntomas del Covid 19 prolongado, una enfermedad a menudo debilitante que ocurre en al menos el 10 por ciento de las infecciones por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) y de la que se estima que al menos 65 millones de personas lo padecen a nivel mundial.
Con el apoyo de socios inversores, Erisea instaló en el Parque Industrial Pesquero de Puerto Madryn una planta de 800 metros cuadrados. “La planta cuenta con equipos de laboratorio y el diseño de sistemas de cultivo de erizos de mar en acuarios, técnicas de desove (dado que en las huevas de los erizos de mar se acumulan los potentes antioxidantes marinos) e implementación de protocolos de bienestar animal”, explicó Rubilar.