A 140 años de la llegada de Fontana y sus 30 exploradores al Valle 16 de Octubre, su legado sigue siendo un eje central de la identidad social y cultural de Trevelin y Esquel. El 25 de noviembre de 1885, aquellos hombres -conocidos como los Rifleros del Chubut- arribaron tras una extensa travesía desde Rawson, impulsados por la búsqueda de tierras fértiles y oportunidades para la colonia galesa. Ese asentamiento marcaría el inicio de una historia que aún define a la Cordillera y que años más tarde sería clave para reafirmar la soberanía argentina en el histórico plebiscito de 1902.
En 1885, Fontana y 30 Rifleros de Chubut, arribaron desde Rawson en busca de tierras fértiles.
Memoria activa y patrimonio
Hoy, el aniversario de los Rifleros se celebra anualmente, transformándose en una instancia crucial para la transmisión de la identidad comunitaria. La fecha del 25 de noviembre moviliza a escuelas, familias, instituciones y organizaciones culturales.
La memoria se preserva a través de un circuito patrimonial que incluye museos, salas culturales, monumentos, y antiguos edificios, sostenido por la participación activa de los vecinos y descendientes. Esta conmemoración refuerza los valores fundacionales del valle: comunidad, organización y trabajo colectivo.
La cultura de los Rifleros del Chubut se preserva hoy a través de múltiples expresiones sociales, educativas y comunitarias que mantienen vivo el recuerdo de aquel 25 de noviembre de 1885. Cada año, escuelas, instituciones históricas, agrupaciones gauchas y familias descendientes participan de actos conmemorativos, recreaciones de la llegada de Fontana y sus 30 exploradores y cabalgatas simbólicas por las rutas que atravesó la expedición. El calendario escolar provincial incluye contenidos sobre la historia del Valle 16 de Octubre, y tanto en Trevelin como en Esquel los estudiantes investigan, visitan sitios históricos y trabajan la memoria local desde la pertenencia territorial.
En conmemoración de esta fecha, las familias descendientes participan de actos conmemorativos.
El legado también se expresa en la vida cotidiana: nombres de calles, plazas y escuelas; museos y monumentos; y tradiciones como la cabalgata de los Rifleros, el reconocimiento a los pioneros y la transmisión oral de la historia en las familias. La preservación cultural no solo remite al hecho histórico, sino al sentido de comunidad y arraigo que dejó la expedición: identidad, trabajo colectivo y la idea de construir territorio desde la convivencia y el esfuerzo común. Por eso, a 140 años de aquel 25 de noviembre, la memoria de los Rifleros sigue siendo parte activa del presente de la Cordillera.
Los rifleros en el presente
La memoria de la expedición original se mantiene vibrante gracias a la labor de los descendientes y entusiastas que forjaron, a partir de la década del 60, las primeras representaciones. El 25 de noviembre de 1965 se realizó la primera de estas puestas en escena.
Actualmente, la Compañía de Rifleros del Chubut, creada en 1999 como asociación civil, encarna los roles de aquellos 30 exploradores. La compañía está compuesta por descendientes de los Rifleros originales y por personas que, con gran entusiasmo, participan en la recreación histórica.
Anualmente, los modernos Rifleros llevan a cabo una cabalgata conmemorativa. El grupo parte de la Escuela Histórica Nº 18 (sitio del Plebiscito de 1902) y asciende por la Sierra Colorada hasta el Peñón de los Rifleros, el punto exacto desde donde los expedicionarios de 1885 avistaron el valle por primera vez.
Para la ceremonia, los 30 Rifleros utilizan trajes de época, llevando caballos de carga y armas al hombro. Al borde del precipicio, se iza la bandera argentina, se entona el Himno Nacional y se realiza un homenaje a los miembros fallecidos.
Actualmente, los 30 Rifleros utilizan trajes de época y armas al hombro para realizar la cabalgata conmemorativa hasta la Escuela Histórica Nº 18.
Este evento atrae cada vez a más personas, incluyendo delegaciones escolares, agrupaciones gauchas, y representantes gubernamentales y diplomáticos, consolidándose como un espacio de encuentro intergeneracional donde se interpretan canciones galesas y argentinas. manteniendo así viva la memoria de los orígenes y la integración de la zona oeste del Chubut al resto del territorio nacional.