Tras cuatro años de investigación intensiva, las doctoras Susana Rizzuto y Rosa Manzom, integrantes del Laboratorio de Investigación en Evolución y Biodiversidad (LIEB) de la UNPSJB, han alcanzado un hito fundamental para la ciencia patagónica. Su proyecto, denominado BioVAR Patagonia, fue distinguido en la Ciudad de Buenos Aires con el Sello "Bioproducto Argentino", una mención oficial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que premia a los insumos industriales destacados por su innovación y sostenibilidad.
Este desarrollo surge de la Sección Artrópodos del LIEB, específicamente del Grupo Sanidad Apícola, un equipo consolidado que trabaja en articulación con el CONICET y la Universidad Nacional de Mar del Plata. La iniciativa nació de una necesidad territorial concreta: la demanda de la Asociación de Apicultores de la Comarca Los Alerces para hallar soluciones naturales frente al Varroa destructor, un ácaro que debilita la vitalidad de las abejas y amenaza la producción.
La Dra. Susana Rizzuto, con más de 27 años de trayectoria docente e investigadora, destacó que la calificación para este sello nacional se basó en el cumplimiento de estándares rigurosos. "Hemos calificado para la certificación de interés de nuestra investigación, cumpliendo con estándares de innovación, sustentabilidad y componentes orgánicos del producto que se está diseñando basado en plantas producidas en la Patagonia y elaborado en nuestra Universidad", explicó Rizzuto.
El corazón de BioVAR Patagonia reside en su formulación a base de aceites esenciales de plantas aromáticas y medicinales, principalmente tomillo y lavandín cultivados en la región. A diferencia de los acaricidas sintéticos, este compuesto orgánico minimiza el riesgo de que el parásito genere resistencias, un problema recurrente que preocupa a los productores. La Dra. Rosa Manzom, quien inició las pruebas de laboratorio y hoy forma parte de la carrera científica del CONICET, lidera los ensayos que buscan validar la eficacia de estos componentes naturales. "Las pruebas que tenemos que realizar son ensayos más contundentes para que los entes regularizadores te puedan dar el ok al producto; lo vamos a realizar en febrero con el apoyo de otros científicos y de apicultores de la zona porque necesitamos muchas colmenas", afirmó Manzom.
La relevancia de este trabajo es tal que el proyecto ha sido declarado de interés legislativo por la provincia de Chubut, con vigencia hasta fin de este año 2025. Además del impacto sanitario, la propuesta tiene un fuerte componente productivo: se apoya en la planta de destilación de aceites esenciales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco Sede Esquel, lo que permitiría escalar la producción localmente y generar puestos de trabajo genuinos. "Llega un punto que ya no tenemos nada que podamos echar que sirva, entonces tenemos que volver un poquito a la naturaleza y poder utilizar compuestos orgánicos que creemos que va a ser mucho más difícil que el ácaro pueda hacer resistencia", subrayó Rizzuto respecto a la urgencia de cambiar el paradigma químico por uno biológico.
De cara al futuro, el equipo evalúa métodos de aplicación innovadores, como tiras de bioplástico a base de suero animal, en colaboración con el INTA Santa Fe. El reconocimiento a BioVAR Patagonia no solo valida la calidad científica del LIEB, sino que posiciona a la universidad pública como un actor estratégico capaz de transformar el conocimiento en soluciones concretas para el cuidado ambiental y la sanidad apícola nacional.
E.B.W.