Lo que debía ser el broche de oro para los estudiantes de la Escuela 735 de Esquel terminó en una denuncia penal y un clima de absoluta indignación. La ilusión de los jóvenes se vio empañada por un presunto fraude financiero que dejó un vacío de más de nueve millones de pesos en las cuentas destinadas al baile de egresados. La trama de engaños salió a la luz apenas unos días antes del evento, cuando las familias descubrieron con estupor que servicios críticos como el sonido y la decoración nunca habían sido contratados.
La sospecha recayó inmediatamente sobre la madre encargada de custodiar el dinero, quien durante todo el año recibió los fondos provenientes de rifas, ventas de comida y cuotas mensuales. Al ser confrontada por el resto de los padres ante la falta de pagos a los proveedores, la mujer dio explicaciones que no convencieron al grupo. A pesar de la grave acusación y del quiebre de confianza, la implicada negó haber utilizado el dinero para fines personales, asegurando que no se gastó la plata y que el problema radicaba en una desorganización administrativa.
Sin embargo, los padres damnificados sostienen que de los 15 millones de pesos recaudados con el esfuerzo de los alumnos, solo quedaron registros parciales que no logran cubrir el bache financiero. La incertidumbre reinó hasta el último minuto, ya que la realización del evento pendía de un hilo por la falta de depósitos. Finalmente, la fiesta logró llevarse a cabo gracias a una gestión de emergencia donde los proveedores aceptaron cobrar con la recaudación directa de la misma noche, utilizando el dinero de las entradas y los consumos para cancelar las deudas urgentes.
Aunque los adolescentes pudieron tener su celebración, el daño moral y el vacío económico ya están en manos de la Justicia chubutense. Los padres ahora esperan que la investigación judicial aclare cómo desapareció el ahorro de un año de trabajo y si existió una malversación deliberada de los fondos que los estudiantes ganaron con tanto sacrificio.
E.B.W.