El domingo por la noche, la tranquilidad del barrio Puerto de Río Gallegos se vio interrumpida por un llamado de emergencia que, en principio, generó cierta alarma. Desde la calle Urquiza al 1500, un vecino solicitó la asistencia urgente del Cuartel Central de Bomberos de la Policía de Santa Cruz al detectar —según su propio relato— la presencia de un animal extraño en el interior de su cocina.
Según se pudo saber, ante el potencial riesgo, y considerando la posibilidad de que se tratara de una serpiente, una autobomba con cinco efectivos fue despachada de inmediato hacia el domicilio. La situación, poco común en la región, generó inquietud entre los habitantes de la zona, que observaron con asombro el despliegue del operativo.
Una vez en el lugar, los bomberos realizaron una inspección minuciosa de la vivienda, priorizando la seguridad del propietario y de los ocupantes del domicilio. Sin embargo, tras revisar los rincones de la cocina y zonas aledañas, el supuesto reptil no apareció. Lo que sí encontraron fue una manguera negra enrollada, cuyo aspecto —particularmente en un ambiente con baja iluminación— bien podría haber generado la confusión.
Desde la División Cuartel Central destacaron que este tipo de llamados no son frecuentes, pero que cada alerta es atendida con la misma seriedad, independientemente de su desenlace. “A veces las intervenciones nos traen sorpresas”, comentaron con una sonrisa los efectivos intervinientes, quienes además aprovecharon la ocasión para brindar al vecino una serie de recomendaciones básicas ante situaciones similares.
El caso, aunque terminó sin novedades materiales ni animales exóticos involucrados, dejó en evidencia la predisposición del cuerpo de bomberos para actuar rápidamente, incluso ante escenarios poco convencionales. En un contexto donde el contacto con fauna silvestre no es habitual, la sola sospecha de la presencia de una serpiente puede generar temor y confusión, especialmente en zonas urbanas.