“Estoy muy preocupado, estamos asistiendo a un festival de desmantelamiento de acuerdos sociales”

"Estoy muy preocupado. No solo como ciudadano, padre, concejal, médico pediatra. Como persona estoy preocupado. Humanamente preocupado.

Preocupado porque estamos asistiendo a un festival de desmantelamiento de acuerdos sociales expresado en leyes e instituciones construidas a través del tiempo no por un grupo político determinado que parece hoy haber caído en desgracia sino por una sociedad entera y el devenir de su historia y sus luchas.

Que el gobierno de Cambiemos y sus seguidores locales están realizando una activa tarea de desmantelamiento del Estado reduciéndolo a la única función de ser útil a los intereses de los más poderosos y sus finanzas. Si de paso se beneficia algún pobre, mejor. Si no, que Dios y la beneficencia lo ayuden.

Esto no es una interpretación personal. Es escuchar y recordar lo que dicen y hacen efectivamente nuestro presidente y su emulo local, el intendente Ongarato.

Pero además de esto parece haber un acuerdo tácito en permitir que grupos extrañamente empoderados (envalentonados, diría yo) se alcen contra leyes con profundas implicancias sociales, culturales y sanitarias.

Que un Concejal milite activamente contra la Educación Sexual Integral (ESI) recurriendo a argumentos falaces y tergiversaciones, incluso que difame la actividad de los docentes es grave porque el juró defender la Constitución y la ley que él ataca está vigente. Y lo que esa ley trata de hacer es dar un apoyo imprescindible a la enorme y difícil tarea de educar a las personas (los niños y niñas y niñes son personas por si alguien lo duda todavía) en el camino de la autodeterminación, el respeto por uno mismo y los demás, el autocuidado...Y esto tiene que ver con cosas tan declamadas como prevenir el abuso sexual, la violencia doméstica y social, el bulling, los embarazos no deseados y los menos deseables abortos y muertes maternas, la discriminación laboral y social por género, raza, discapacidad...etc...

Este avance de los militantes antiderechos es funcional a los gobernantes de turno y sus políticas. Algunos esgrimen argumentos religiosos que dicen ser cristianos. Yo soy cristiano. Pregunto, ¿cuánto amor al prójimo hay en estos argumentos? ¿Cuánta tolerancia? ¿Cuánta soberbia? ¿Quiénes somos para juzgar tan livianamente a los demás?

Ojalá se pusiera tanto ahínco en luchar contra la injusta desigualdad económica y social que envenena nuestro país como la que algunos ponen en atacar políticas públicas que salvan vidas de la infelicidad y la muerte.

Más amor, muchachos...y menos fanatismo".