El 29 de junio de 1986 quedó en la historia para Argentina. Ya habían pasado Inglaterra, con la Mano de Dios y el Gol del Siglo, en cuartos de final, y Bélgica en semifinales. En el partido decisivo esperaba Alemania, que en la instancia anterior había eliminado a Francia.
La Selección que dirigía técnicamente Carlos Bilardo y que tenía el liderazgo futbolístico de Diego Armando Maradona, empezó mejor y se puso en ventaja sobre los 22 minutos del primer tiempo con un cabezazo de José Luis Brown a la salida de un tiro libre que ejecutó Jorge Burruchaga.
Ya en el complemento, Jorge Valdano quedó libre, enfrentó al arquero y definió cruzado para ampliar diferencias, tras un contragolpe muy bien ejecutado. Iban 11 de la etapa final. Las cosas parecían tranquilas pero los alemanes reaccionaron y llegaron a la igualdad por intermedio de Karl-Heinz Rummenigge a los 29 y Rudi Völler siete minutos más tarde.
Allí apareció la personalidad para sobreponerse a la levantada de Alemania. Maradona filtró un pase perfecto para la corrida de Burruchaga, que fue más rápido que todos los defensores, se metió en el área y convirtió el 3 a 2 definitivo.
Una vuelta olímpica histórica que alegró a todo el país y que hasta el día de hoy es recordada. Argentina no pudo volver a salir campeón del mundo desde entonces.
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