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19 de Noviembre de 2025
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“El sello de nacer antes”- la palabra del neonatólogo Battistessa.

En la Semana del Prematuro, Martín Battistessa señala que el nacimiento temprano deja una huella que requiere seguimiento permanente.

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En el marco de la Semana del Prematuro, el Dr. Martín Battistessa, médico neonatólogo con una vasta trayectoria, compartió una profunda reflexión sobre los desafíos, los cuidados y las secuelas asociadas al nacimiento anticipado, insistiendo en la importancia de la lactancia materna y la honestidad en el acompañamiento a las familias.

 

 

 

 

 

Martín Battistessa, especialista en Neonatología, trabajó 28 años al servicio del HZE.

 

 

Una carrera dedicada a los más pequeños

 

 

El Dr. Battistessa, quien se presentó indicando su recorrido profesional. Hasta hace dos años, fue Jefe del Servicio de Neonatología del Hospital de Esqueleto, y actualmente está jubilado de la parte del hospital, aunque sigue atendiendo a neonatos y “algún que otro parto”.

 

 

Su formación inicial ocurrió en el hospital de niños San Justo, en La Matanza. Recordó que comenzó a ejercer la neonatología "en el 90 y pico", y tuvo la suerte de "asistir a todos esos cambios" que transformaron la visión, de ser sumamente agresivo a hoy ser “todo más pausado. Más tranquilo”. En total, el doctor dedicó 28 años al servicio del Hospital Zonal de Esquel.

 

 

Al abordar el tema de la prematurez, explicó que “los bebés tienen que nacer en un determinado tiempo, que son 40 semanas, 38. Cuando nacen antes, se llaman prematuros”. Aseguró que la prematurez es “muy, muy, muy común”, y que en el hospital manejaban un porcentaje de “más o menos entre 19 y 12%, que es el porcentaje nacional”.

 

 

 

                                                                                                                                                                     

El Dr. Battistessa, mencionó que cuando los bebés nacen antes de las 38 o 40 semanas, “se llaman prematuros”.

 

 

La neonatología actual considera viable el nacimiento a partir de las 23 o 24 semanas, aunque en la mayoría de los casos, y “gracias a Dios, y acá, nacen entre las 32, 30 semanas para arriba”. Lo que ocurre con el prematuro es que “le falta todo su tercer trimestre, que es el trimestre del crecimiento”.

 

 

Los desafíos y cuidados hospitalarios

 

 

El Dr. Battistessa detalló los problemas que enfrentan estos bebés, que carecen de ese período de crecimiento. Entre ellos se incluyen: regular mal las temperaturas; hacer hipoglucemias tempranas porque no regulan bien el metabolismo de la glucosa; se ponen amarillos (por el aumento de bilirrubina); tienen problemas de alimentación (les cuesta la succión); y presentan dificultad para respirar, especialmente en los chicos más pequeños, por la falta de madurez del pulmón.

 

El cuidado de estos neonatos, especialmente si son “muy chiquititos, 24 a 34 semanas,” requiere control en una unidad de cuidados intensivos neonatales. Si tienen problemas para regular la temperatura, irán a una incubadora. También se los ayuda con la respiración, la alimentación y el tratamiento de infecciones.

 

 

En cuanto a la prevención, el doctor subrayó que lo más importante es un “adecuado control del embarazo”. Instó a consultar ante los signos de alarma como contracciones, pérdida de líquido, la rotura de la bolsa o infecciones, siendo la infección urinaria “bastante más común” en embarazadas.

 

 

Un principio fundamental es que la mejor incubadora es el útero materno. Por ello, gracias al avance de la obstetricia y la ecografía, si se detectan grandes malformaciones (como la hernia diafragmática o la hidrocefalia), la recomendación es derivar a la madre embarazada para que el bebé nazca en un lugar “infraestructuralmente adecuado”.

 

 

El contacto piel a piel y el apego

 

 

Para los bebés prematuros que no necesitan cuidados tan intensivos (de 34 o 35 semanas para arriba), el doctor enfatizó la importancia del vínculo. Sentenció que “lo mejor, lo más lindo, lo mejor que le puede pasar a un chico es estar con su mamá”.

 

 

 

El especialista en Neonatología expresó: “lo mejor, lo más lindo, lo mejor que le puede pasar a un chico es estar con su mamá”.

 

 

Explicó la estrategia del contacto piel a piel (el COPAP temprano), donde el chico nace y “se queda arriba de la panza de la mamá, lo más que pueda, con la teta dentro de la boca”. Este contacto, junto a la estimulación temprana, ayuda a que la relación con los padres genere una serie de ventajas que “tienen que pelear contra las eventuales secuelas”.

 

 

La otra cosa fundamental es la lactancia materna. El contacto con la mamá ni bien nace el niño es “fundamental para la lactancia materna”, y es clave para el apego, una etapa “fundamental en la vida de un bebé” que debe ser estimulada en los primeros dos años y “todo empieza por la teta”.

 

 

El sello que dura toda la vida

 

 

El Dr. Battistessa desmintió la idea de que la prematurez se supera una vez pasado el primer mes de vida: “Hay un error, es pensar que pasaron los 28 días y ya no es más prematuro. No. El sello de prematuro se lleva toda la vida”.

 

 

Explicó que esta condición está basada en la edad gestacional, y que “cuanto más chiquito es el chico, más posibilidades de secuelas hay”. Estas no son consideradas enfermedades, sino “secuelas”, y se deben a que el cerebro “por ahí no está preparado para nacer a las 28, 29 semanas, o a las 30 semanas”.

 

 

A pesar de los avances que brindan más posibilidades de vida, los desafíos siempre van a seguir existiendo. En la etapa adulta, además de la secuela neurológica (que es todo el miedo), los prematuros pueden tener diabetes, hipertensión, algunas enfermedades mentales, algunos cáncere

 

 

Una filosofía de vida

 

 

Al dirigirse a los padres, especialmente a las madres que experimentan el shock de un parto prematuro -un “machazo en la cabeza” que viene a derrumbar la fantasía del hijo-, el doctor instó a la honestidad y al acompañamiento.

 

 

Su filosofía se centra en la lucha del recién nacido: “El recién nacido es un luchador. Siempre ven el vaso medio lleno. Nunca lo ven medio vacío. Y vos no podes ver el vaso medio vacío”.

 

 

Como mensaje final, el Dr. Battistessa ofreció tres consejos cruciales:

 

 

1. Controles del embarazo. Controles el embarazo. Controles el embarazo.

 

 

2. Muchas tetas, tetas, tetas, tetas, tetas.

 

 

3. Sobre la leche de vaca, fue enfático: “la leche de vacas es para el ternero. El ternero tiene cuatro estómagos y rumia y el bebé tiene uno y no rumia, así que dejemos la leche de vacas. Tetas, tetas, tetas y tetas”.

 

 

Para el Dr. Battistessa, ver el vaso medio lleno es esencial, porque “la evolución te va a decir cómo va a seguir eso”; si bien hay chicos que fallecen, hay otros que siguen adelante con una mínima secuela, lo cual depende del trabajo realizado.

 

 

Lic. Maira Flores.

 

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