San Carlos de Bariloche, uno de los destinos más elegidos por el turismo itinerante, dio un paso fundamental para organizar la convivencia entre los viajeros y la ciudad. El Concejo Deliberante aprobó recientemente una ordenanza que unifica las reglas de juego para quienes llegan a bordo de motorhomes, casillas rodantes y vehículos adaptados.
La medida surge ante el crecimiento exponencial de esta modalidad de viaje y la necesidad de proteger los recursos naturales, evitar la saturación de espacios públicos y garantizar condiciones de higiene y seguridad.
Las tres claves de la nueva ley: Estacionar, Pernoctar y Acampar
La ordenanza es muy clara al distinguir las actividades para evitar confusiones y sanciones:
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Estacionar: Se permite en zonas urbanas habilitadas, siempre que el vehículo no exceda las dimensiones permitidas y no despliegue elementos externos (como toldos o sillas).
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Pernoctar: Se refiere a pasar la noche dentro del vehículo. La normativa establece que esto solo podrá hacerse en sitios específicos que cuenten con la infraestructura adecuada para el tratamiento de residuos y efluentes.
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Acampar: Queda estrictamente prohibido en la vía pública o playas. El despliegue de mesas, parrillas o cualquier elemento que exceda el perímetro del vehículo solo está permitido en campings habilitados.
Zonas exclusivas y servicios
Para no desalentar este tipo de turismo, la municipalidad trabajará en la señalización de puntos de servicio. Estos lugares son esenciales para la descarga de aguas grises y negras, así como para la carga de agua potable. Se busca evitar que estos vertidos terminen en el Lago Nahuel Huapi o en pluviales urbanos.
Multas y Controles
La normativa contempla un esquema de sanciones para quienes pernocten en lugares no autorizados o realicen vertidos ilegales. Los controles estarán a cargo de las direcciones de Tránsito y de Inspección General, especialmente en zonas críticas como el Circuito Chico y la zona de playas.
Esta regulación es vista con buenos ojos por el sector hotelero y de campings, ya que formaliza la actividad y garantiza que el impacto ambiental del turismo itinerante sea mínimo en un ecosistema tan frágil como el de la Patagonia.
F.P