El 30 de enero, un incendio comenzó a arrasar con la belleza natural y las viviendas de El Bolsón, específicamente en la zona de Mallín Ahogado. El fuego sigue activo y, hasta el día de hoy, continúa dejando una estela de destrucción que afecta profundamente al entorno y a la comunidad.
Entre las víctimas se encuentra Mariana Fernández, integrante de una de las muchas familias que, en cuestión de horas, vieron cómo su hogar y sus sueños fueron consumidos por las llamas.
La casa de toda una vida destruida por el fuego
Mariana y su pareja, que comenzaron a vivir en Mallín hace dos años, construyeron su hogar con esfuerzo, dedicación y amor.
"Nosotros somos una de las tantas familias que hemos perdido nuestra casita. Trabajamos mucho para hacerla. Fuimos padres jóvenes y le pusimos mucho amor durante 20 años", relató Mariana con una mezcla de dolor y orgullo.
La pareja construyó su casa "de a poco", desde un dibujo inicial hasta los últimos detalles que hicieron a su vivienda un lugar especial. "Lo hicimos todo, y con mucho sacrificio", expresó.
Sin embargo, el 30 de enero el fuego se acercó rápidamente. Aunque Mariana no estaba en su casa en ese momento, su pareja actuó con rapidez al notar el peligro. "Me llamó y me dijo que se venía el fuego, que el humo lo estaba rodeando. Cuando llegué, ya no había tiempo para nada", comentó.
La tragedia de perderlo todo: animales, recuerdos y el paisaje
En el caos de la evacuación, lo único que pudo salvarse fueron los animales, aunque lamentablemente algunas gallinas no tuvieron la suerte de escapar. "Nos duele mucho pensar en las gallinas, que no pudieron irse. Estaban en el corralito, no tuvieron tiempo", contó a Red43, visiblemente afectada por la pérdida.
Pero más allá de lo material, Mariana destacó el dolor que implica perder el entorno natural que le daba vida al lugar. "El bosque ya no es el mismo. Ese lugar ya no volverá a ser lo que era. Es algo irreparable", afirmó. La tristeza no solo se debe a la destrucción de su hogar, sino también al impacto que el fuego tiene sobre la naturaleza y el paisaje que tanto amaba.
El dolor de la pérdida
El dolor de perder su hogar y su entorno es innegable, pero Mariana también sabe que no está sola. La solidaridad de amigos y vecinos es fundamental en estos momentos difíciles. "Fuimos a la casa de un amigo con lo que teníamos puesto, y luego nos prestaron un departamento para tener un espacio donde acomodarnos y ver cómo seguir", comentó, agradecida por la ayuda recibida.
"Es un aprendizaje, aprender a recibir la ayuda de los demás. Siempre hay alguien que está peor, y lo importante es ayudarnos entre todos", agregó, reconociendo que aunque su familia perdió mucho, siempre hay quienes sufren aún más y necesitan de la solidaridad comunitaria.
Volver a empezar
El proceso de reconstrucción no será fácil. Mariana lo sabe. Pero está decidida a seguir adelante. "Nos duele mucho todo lo que perdimos, pero tenemos vida, tenemos a nuestros seres queridos y tenemos la ayuda de la gente. Eso nos da fuerzas para empezar de nuevo", aseguró.
El futuro sigue siendo incierto, pero Mariana se aferra a la esperanza de que, con el apoyo de la comunidad y la fortaleza que los viene sosteniendo hasta ahora, podrán reconstruir su vida.
La resiliencia ante la adversidad
Mariana no solo es una víctima del incendio; es también un símbolo de resiliencia. A pesar de la magnitud de la tragedia, su familia sigue de pie, con la mirada puesta en un futuro en el que, aunque el paisaje haya cambiado, ellos estarán allí, dispuestos a rehacer lo perdido.
La historia de Mariana Fernández es una de las tantas que deja el incendio, y tiene un mensaje claro: la solidaridad, la esperanza y el amor por lo que se tiene son las fuerzas que ayudan a renacer tras las cenizas.
¿Cómo ayudar a los damnificados por el incendio en El Bolsón?
Mariana y muchas otras familias continúan atravesando momentos muy difíciles.
Para ayudar a los afectados por el incendio, existen varias organizaciones locales y grupos de apoyo que están recolectando donaciones y colaborando voluntariamente con los damnificados. Cualquier ayuda, ya sea económica o material, es vital para quienes perdieron todo.
- Ornella Perdomo -