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El deporte está llorando porque otra Estrella Amarilla deja su huella en el Cielo de Esquel

Diego Melin Jugaba con la número 7 en San Martin de Esquel. Tal vez sea momento de retirar esa camiseta y que quede en el recuerdo de todos.

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Yo me quiero quedar con la foto de portada. Porque quienes rodean a Diego hoy se encuentran devastados.

 

No hace falta ser muy instruido para saber que el pibe que manejaba el auto no iba a 40km por hora. Iba a mucho más, tal vez el doble o el triple de velocidad.

 

Mataron al joven Diego Melin. Le arrancaron la vida de un momento a otro. No fue un accidente. Accidente es otra cosa. Será materia jurídica el grado de culpabilidad. Eso lo sabrán los peritos y la justicia determinará que pena le cabe a quien estaba en el volante. Ese es un tema policial primero y de las leyes después, que no viene al caso ahora en este escrito.

 

Diego ya no está. Mirá que nombre eligieron sus padres para este pibe que jugaba al futbol. Diego ya no está físicamente entre nosotros. No dormirá en su cama, no estará en el vestuario de San Martín, ya no usará la 7 y ya no será campeón. O mejor dicho, a partir de ahora es un Campeón Eterno.

 

Un espanto lo que pasó. Un horror. No quiero escribir sobre como estarán los padres del pibe que iba al volante. Calculo que estarán llenos de vergüenza.

 

 

Diego practicaba deporte. Y como deportista que era, sabía de los valores, del sentido de pertenencia y del compañerismo. Sabía en la cancha que nadie ganaba los partidos solo, que todo se hace en equipo, en familia.

 

El plantel de San Martín era una familia para Diego y seguramente el plantel de San Martin (y el club en general) será eternamente una familia, para la familia de Diego.

 

Miro la foto de la portada de esta nota y noto a dos personas que hoy están desgarrados de dolor en vida.

 

No se como se llaman los padres de Diego. No los conozco. Pero me encantaría que cuando alguien los encuentre por la calle caminando, seguramente cabizbajos, a pasos lentos y lágrimas en los ojos; se detengan un momento a saludarlos, a darles un fuerte abrazo. A que se sientan que están acompañados. Que la partida de Diego no fue en vano.

 

Diego hoy es una estrella más de las amarillas que hay dando vuelta por Esquel. Ahora queda el trabajo más fuerte. Mantener a la familia en pie. Que no se caiga, que sientan que hay motivos para seguir adelante.

 

Mirá bien la foto. Recordá la carita de los padres. El abrazo tiene que ser fuerte y sincero. Este es el momento para pensar en el otro.

 

Buen viaje Campeón. Desde arriba, no hace falta que yo te lo diga, alentá a tus compañeros.

 

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