En nuestras casas patagónicas, donde el frío, a veces, suele invitarnos a quedarnos adentro, no es raro ver a chicos pasar horas frente al celular, la compu, la tablet, o la tele.
Pero, ¿qué sabemos hoy sobre cómo esas pantallas influyen en el cerebro en crecimiento?
La neurociencia muestra que el cerebro infantil se desarrolla como un bosque en expansión: cada experiencia fortalece o debilita conexiones. El uso moderado y acompañado de pantallas puede traer beneficios —acceso a información, aprendizaje de idiomas, juegos que estimulan la memoria—. Sin embargo, la exposición excesiva, sobre todo sin límites, se asocia a problemas de atención, sueño más liviano, aumento de la ansiedad y menos tiempo para actividades clave como el juego al aire libre, el deporte o la lectura.
Un dato interesante: el movimiento físico y la interacción cara a cara generan más conexiones cerebrales que cualquier aplicación. Jugar a la pelota en la plaza o andar en bici alrededor de "La Zeta" sigue siendo un estímulo más poderoso que horas frente a YouTube.
No se trata de prohibir, sino de acompañar: definir horarios, evitar pantallas antes de dormir y compartir con ellos lo que ven. En definitiva, el equilibrio es el mejor aliado para que el cerebro crezca sano. La Patagonia ofrece un “antídoto natural” frente al exceso de pantallas: el contacto con la naturaleza.
*Médico Ezio Tracanna
Especialista en Neurología
Especialista en Pediatría
MP: 4295 - MN: 156823