18 de Octubre de 2019
deportes |

El fútbol barrial, un espacio de contención

Un gran esfuerzo realizan en el barrio 28 de Junio para que los chicos puedan correr detrás de la pelota

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Tal vez las canchas no sean las adecuadas, pero la sonrisa de quien patea una pelota es la misma que lo puede tener un pibe (o una piba) con una estructura que lo sostiene.

 

El fútbol es pasión independientemente del torneo, la cancha o los colores de la camiseta. El fútbol une, contiene, sociabiliza e iguala.

 

El fútbol como deporte mismo, hace buenas a las personas pero para que esto suceda, quienes tengan cierto poder (o cierto dinero) deberían pensar en los líderes barriales, en los sueños de pibes, en generarle los espacios de contención para que se arme esa simbiosis en eso de defender los colores, en eso de poner hombro con hombro con quien tiene la misma camiseta y ser un verdadero compañero con todo lo que eso significa.

 

A través del fútbol uno convive con la diferencia, respetando a los rivales, a los entrenadores, a la pelota, a los familiares y amigos que los van a ver. Les enseñan a respetar las decisiones de los árbitros (de esas personas que con voluntad, ofician de árbitros), en síntesis respetar las reglas, conocer el juego y que solo sea un juego.

 

Esto ocurre en muchos barrios de Esquel, donde corren detrás de una pelota que pica involuntariamente para cualquier lado, por los pozos, las piedras y la dura tierra que pela las rodillas cuando uno se cae.

 

Así son las canchas, así son los potreros, lugares de donde salieron muchos de los grandes jugadores que con el tiempo fueron poster y admirados por muchos pibes de barrios, que mantienen el mismo sueño de “jugar en primera y salir campeón del mundo”.

 

Son estos los espacios que hay que cuidar y apuntalar. Pero esto no se genera solo: hay un grupo de padres, hay líderes barriales, hay mucho de voluntariado que dejan horas que le podrían dedicar a su familia y a su trabajo (si lo tienen) para juntar a los pibes del barrio y que aprendan ese sentido de pertenencia, como ocurre en el barrio 28 de junio, donde por ejemplo Ariel Montesino ahora, como antes Hernán Díaz, se preocupan por los suyos y por los pibes del barrio, del equipo rojinegro cuyos colores iguala, sociabiliza y les marca un camino de pertenencia.

 

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