31 de Enero de 2021
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La odisea de un turista y su familia con la tolerancia cero: "Me quitaron las ganas de volver"

Leonardo viene todos los años a Esquel con su familia. Esta vez, se llevó una mala experiencia por la nueva ordenanza, distinta a la ley nacional. Nos cuenta cuáles fueron los hechos.

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Leonardo Armellini es un turista que vino a visitar Esquel desde Rojas, en la provincia de Buenos Aires. Todos los veranos hace el mismo trayecto con 5 personas y, en una de sus paradas, pasa por nuestra ciudad. El 22 de enero, le ocurrió algo muy particular: llegó a la ciudad después de un largo viaje y sus hijas decidieron salir a comer.. A la vuelta, las detuvieron en su vehículo, les indicaron que les harían un control de alcoholemia y allí les informaron de la tolerancia cero, luego de que hubieran pasado por el test, que les dio cerca de 0.1 g/l.

 

El abogado que visitó nuestra localidad nos contó los eventos que ocurrieron y su preocupación por esta norma.

 


 

Somos de Rojas, provincia de Buenos Aires, una localidad de 24000 habitantes, al noroeste de la provincia. Somos una familia con seis integrantes, en este caso viajamos cinco, que desde hace aproximadamente unos 20 años, todos los veranos, hacemos el mismo trayecto, con alternativas. Bajamos desde San Martín de los Andes hasta Esquel, hacemos dos o tres noches en Esquel y, desde allí, cruzamos a Puerto Pirámides, donde hacemos una semanita de playa. Ese es el trayecto que tenemos repetido desde hace añares, así que Esquel lo conocemos, es una ciudad que nos agrada muchísimo: es más, hemos parado casi siempre en el mismo lugar, en unas cabañas que alquilamos.

 

No somos ajenos ni desconocemos la ciudad, pero el 22, viernes, nos pasó que llegamos a las 8 aproximadamente. Estábamos (yo, por lo menos) bastante cansados, así que mis hijas decidieron salir a tomar una cerveza y comer algo. Les indicaron, inclusive, una cervecería nueva que había abierto. Fueron, cenaron y, a la vuelta, sobre avenida Alvear, las detuvieron. Les indicaron que les iban a hacer un control de alcoholemia y ahí les hicieron saber que la tolerancia era cero. Por supuesto, ya las habían hecho soplar, les habían tomado el grado que daba: creo que 0.1 les dio, o sea que habían tomado, efectivamente, una pinta de cerveza solamente. Después todo esto derivó en que, compulsivamente, quisieron secuestrar el vehículo.

 

Te imaginás que el vehículo de la familia, en vacaciones, está cargado con todos los petates, con reposeras, con heladeras, con todo: y nos hicieron saber que esto era por vigencia de una ordenanza. Sinceramente, desconocíamos que en Esquel hubiera tolerancia cero: no se nos informó en ningún momento, ni siquiera en los locales gastronómicos donde expenden el alcohol, hay un aviso. Si nos ponen sobre aviso, macanudo, esperaremos un rato para volver a nuestras casas y manejar, y que nos dé, justamente, cero, como manda la ordenanza.

 


 

Es una locura, porque la ley nacional de tránsito establece una tolerancia de 0.5 y, como todos sabemos, hay un principio jerárquico de las normas, y la provincia del Chubut ha adherido a la ley nacional de tránsito, o sea que no puede contrariar lo que manda la ley jerárquica superior.

 

Yo soy un habitante de la Nación argentina, y me rijo y me resguardo o trato de resguardarme en su sistema legal, pero resulta que parece que en Esquel nada vale. Y el acto de la policía, realmente lamentable. En ningún momento nos informaron: en todo momento apuraron a las chicas (eran tres mujeres las que iban en el auto, después llegué yo). Al secuestrar ese auto las amenazaron con esposarlas, con procesarlas, y resulta que después, con más tiempo, al otro día, yo me hago del texto de la ordenanza y, justamente, leo que la ordenanza dice que el secuestro procede siempre que sea a voluntad del titular del dominio. Sin embargo, cuando yo requerí la presencia de un fiscal, me dijeron que me iban a formar una causa por el 239, que es desacato. Llamaron a tres policías de infantería, que se presentaron inclusive con palos, en una postura más que amenazante. Eran las 12 y media de la noche, una menos cuarto de la mañana. La verdad que horrible.

 

Me quitaron las ganas de volver a Esquel.

 

Estuve privado de mi auto hasta el día lunes, cuando tuve que concurrir al juzgado de faltas. Para poder retirar mi auto, tuve que consentir el pago de la multa: consintiendo el pago de la multa, perdí mi derecho a ejercer la defensa en la causa. Que, sinceramente, se hubiera caído, porque era un desastre cómo estaba hecha el acta de infracción. Con testigos inválidos, porque bueno, las personas que firman como testigos son los mismos miembros de una ONG que propiciaron la sanción de esa ordenanza, por lo menos así se identificaron en ese momento, y andaban con unos barbijos que los identificaban de esa manera.

 

Así que nos hemos sentido destratados y, aparte, estafados también, porque me sacaron casi quince mil pesos para pagar la multa y el acarreo del vehículo.

 

Necesitaba seguir viaje: no podía hacer otra cosa. No podía quedarme una semana en Esquel a esperar que se resolviera la causa contravencional.

 


 

Yo llegué a Esquel el viernes 22 a las 7 y media de la tarde, y a las 11 de la noche, 11 y media, me secuestraron el auto, y estuve sin auto hasta el lunes a las 11 de la mañana, en que recién lo pude recuperar, porque hubo muchas vueltas, también, para entregarme el auto. Después de que pagué, tuve que pasar por la comisaría primera; después de la comisaría primera, tuve que ir al destacamento; me dejaron el auto en un destacamento que está camino a Trevelin. Con todo el inconveniente de que tenía que ir a buscar el auto, traerlo... y destaco que agradezco a un colega (yo soy abogado) que conocí casualmente, y me brindó todo el apoyo, toda su atención, amabilísimo.

 

Quería recorrer la zona: traté de alquilar un auto y no conseguí un solo auto de alquiler. Mi mujer y mis hijas llamaron a varias agencias y no había disponibilidad, porque bueno, justamente la idea era, como hacemos siempre, visitar distintos lugares. Los lagos de la zona, pasear en familia, como siempre lo hemos hecho.

 

Nosotros para poder ingresar a Esquel, tuvimos que, primero, tramitar el certificado verano; después, el titular de las cabañas que habíamos alquilado de antemano, en diciembre, nos tuvo que mandar un certificado donde constaba que nos íbamos a alojar allí entre tal día y tal día; ingresamos a Esquel y en el destacamento que está al ingreso de la ciudad, tuvimos que bajarnos y registrarnos, uno por uno, dejar nuestros datos y números de teléfonos. Y en todas esas instancias, en ningún momento se nos hizo saber que en Esquel regía una ordenanza de tolerancia cero. Porque nada más decirte que, si lo hubiéramos sabido, hubiéramos prestado especial atención y, por supuesto, no hubiéramos consumido alcohol, o por lo menos hubiéramos designado a un conductor responsable que no consumiera alcohol para poder manejar tranquilo.

 

Así que, sinceramente, eso es lo que nos hace sentirnos estafados. Porque, aparentemente, está todo orquestado para que surja de esta manera, porque en los locales gastronómicos tampoco hay aviso: el sábado fuimos a cenar, salimos a un restaurante, y en el restaurante tampoco hay aviso de que rige una ordenanza de tolerancia cero y de que no se puede tomar alcohol si se conduce, ni una copa de vino, nada.

 

La verdad que queremos mucho a la Patagonia, nos gusta muchísimo, y por el momento el sabor que tengo es bastante amargo respecto de mi paso por Esquel. No me animaría a decirte que no voy a volver, pero sí decirles que cuiden Esquel: es hermoso, cuídenlo de estas cosas, porque con esto no se modifican conductas ni se logran buenos resultados.

 

Por ahí lo que hacen es atentar contra su propia industria sin chimeneas, que es el turismo.

 

 

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