06 de Enero de 2021
deportes |

Cuando todo está abierto en Esquel, los gimnasios y centro deportivos mantienen sus puertas cerradas

Una medida que generó mucho malestar. Los dueños de los gimnasios y coordinadores deportivos le enviaron una nota al intendente

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Cuesta entender la medida. Mire que la damos vuelta, la miramos, la analizamos, consultamos con quienes saben (o creen que saben) y la conclusión que sacamos es categórica: los responsables de los gimnasios privados, los centros deportivos y las escuelas formativas terminan siendo “los hijos de la pavota”.

 

Todo está abierto, menos los centros deportivos, justo en los lugares donde no se aglomera gente, donde no se choca uno con el otro, sabiendo que la actividad física es tan necesaria como el agua, el aire, como la vida misma.

 

 

Es muy evidente el corto circuito que hay entre el municipio y la gente de salud. No hace falta ser muy leído para darse cuenta de eso.

 

Y cuando por una puerta entra el turista sin restricciones, sin la necesidad de mostrar el documento; el vecino de Esquel tiene que esconderse de las autoridades policiales y municipales para seguir manteniendo al menos cierta actividad física, caminar o trotar por la vía, meterse en los senderos o en las inmediaciones de los distintos espejos de agua.

 

Todo esto para que no le estalle la cabeza a uno.

 

 

Las decisiones que se tomaron a fines del año pasado generaron aún mayor malestar entre los comerciantes cuya fragilidad en las cuentas hicieron cerrar a Pizza Rica Dos Nietos (de Darío Nuñez) o la Parrilla La Trochita, del amigo Carlos Agüero.

 

La crisis de los últimos años, la pandemia y las desafortunadas decisiones de los últimos días dejaron a estos dos comercios con las persianas bajas definitivamente.

 

Y el derrame puede ser más grande y justo en los que menos se lo merecían: los centros deportivos.

 

 

En los primeros meses de la pandemia era entendible el cierre definitivo de todos los lugares de esparcimiento, los lugares no esenciales, aunque hay que señalar que un club, un centro deportivo o un gimnasio es un lugar sumamente esencial, aunque no todos lo vean de esa manera.

 

Luego aparecieron los famosos protocolos, que limitaron todo uso de un espacio. Un mínimo de practicantes de manera simultánea, sin compartir los elementos de trabajo, la limpieza exhaustiva de todos los elementos y de haber algún caso, rápidamente se sabía que día y horario estaba la persona infectada y rápidamente se cercaba su entorno.

 

Pasó meses atrás con una jugadora de Del Campo y se activaron los famosos protocolos, cada uno a su casa y todo solucionado.

 

 

Los dueños de los gimnasios pusieron demasiada plata y agudizaron el ingenio para acondicionar cada lugar “para cuando llegue el virus”. Esa era la idea.

 

Pero la resolución tomada el pasado 30 de diciembre, desde el municipio, generó más molestia que seguridad.

 

Y al igual que en los meses anteriores los dueños de los gimnasios y centros deportivos se sienten “como los hijos de la pavota”.

 

En la jornada de hoy, una veintena de profesores de educación física, entrenadores y dueños de gimnasios le enviaron al intendente una dura carta solicitando que revea la medida impuesta días atrás con vigencia hasta el 11 de enero.

 

Veremos si hay respuesta y que tipo de respuesta.  

 

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