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“Detrás de ese hombre grandote había un ser por demás muy tierno”

Emotivas palabras de Jorge Villivar y Luis Millahuala (hijo), quienes mantienen el legado de Carlos Kaless tras su desaparición física

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Tras la desaparición física del Sensei Carlos Kaless, hubo en muchos lugares de la provincia muestra de afecto, congoja y, sobre todo, de un mayor compromiso para seguir el legado de quien más sabía y de quien hizo entrar al karate en la provincia del Chubut.

 

Uno de ellos fue Jorge Villivar, instructor de la escuela de karate municipal Ne Nahuel, quien señaló que “hemos recibido uno de los peores golpes en todos estos años dentro del karate”.

 

“El Sensei ha partido físicamente, pero dejó muchos años de enseñanza, mucha trayectoria. Dejó mucha gente que está motivada para seguir haciendo karate, en base a todo lo que él sembró”.

 

 

Carlos Kaless fue el primero en traer el karate a la provincia del Chubut y a partir de la llegada de él se ha abierto un abanico de oportunidades para que aparezcan otros instructores como ser Carlos Ramírez y Segundo LLanquel, quienes fueron los primeros en la región cordillerana y parte de la semilla que se fue reproduciendo entre otros.

 

“Yo empecé karate en el año 90, destacó Villivar, y a partir de ahí he pasado por muchos cursos y exámenes con él y luego, cuando yo asumí con instructor dándome él los diplomas correspondientes el estar con él ha sido para mí de una gran experiencia”.

 

“He sabido apreciar sus consejos y también he sabido apreciar sus correcciones”, destacó además.

 

“Como toda persona tenemos defectos y virtudes, pero yo me quedó con lo mejor que nos ha dejado él y queremos seguir de esa manera”.

 

 

UN APRENDIZAJE CADA DIA

 

Por su parte, otro cinturón negro de la ciudad, aunque no todavía con el rango de instructor es Luis Millahuala (hijo), quien tras enterarse de la muerte de Carlos Kaless dijo lo siguiente:

 

“Para nosotros fue un gran maestro. Si bien yo no fui alumno directo de él, tuve la suerte de entrenar en muchas ocasiones con él y de compartir mucho fuera de lo que es el deporte”.

 

“Fue un buen maestro, pero también fue una mejor persona”, remarcó además.

 

“Todo el tiempo aconsejando, contando anécdotas que uno siempre escuchaba y siempre aprendía, siempre yo aprendía algo nuevo cada vez que estaba con él”.

 

Quien no conocía a Carlos Kaless tal vez tendría un concepto equivocado. Un hombre grande, con cara de gruñón, pero nada más alejado de la realidad.

 

“Era una persona muy tierna, era una persona muy buena, por ahí vos de afuera lo podías ver grandote y con un carácter fuerte, pero era todo lo contrario”.

 

“Siempre nos guiaba por el buen camino tanto dentro de la disciplina como en la vida misma”, concluyó el karateca quien hoy vive en San Carlos de Bariloche.

 

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