El Horcón: La tentación de sumar votos con errores ajenos

El bajo interés que genera cualquiera de las propuestas presentadas al electorado para las PASO y la forma de darlas a conocer, dan cuenta que asistimos a lo denominado por los especialistas como campaña negativa: los esfuerzos de cada lista están centrados en resaltar los errores y defectos de los contrarios  y  para peor, las falencias de los adversarios del propio partido.

Se necesita algo más que una simple enumeración de todo lo que no se hizo o aquello que otros hicieron mal, pasando por alto las propias fallas. Es de destacar que ninguno de los candidatos es nuevo en política y ha tenido más de una oportunidad en ejercer cargos y funciones sorteando  muchas de las demandas  vigentes que suman décadas sin solución.

En esta campaña, la negatividad es el común de los discursos dejando a un lado la posibilidad de generar esperanza.  Tal vez después de las PASO se den cuenta que el político que quiera hacer cambiar el voto a su favor necesita de propuestas -mientras más sean mejor- o un relato más tentador que el reproche o el señalamiento de lo que está mal.

También modos y métodos que anteriormente dieron resultados hoy se encuentran ante el escenario, cada vez más presente, de las redes sociales y un sinnúmero de propaganda política que puede desarrollar cualquier persona sin mucha estructura que lo respalde y que no pasa por los medios tradicionales de comunicación, pero las plataformas virtuales hacen que incidan o lleguen a públicos objetivos de manera sencilla y de forma rápida y puntual a diferencia de la experiencia de años anteriores.

Si bien no es novedad que suceda, en esta ocasión es más virulento el ataque entre las listas de un mismo espacio que entre un partido y otro. Se nota que lo urgente es pasar la instancia de las PASO y ahí la estrategia será, suponemos, otra, aunque tanto desgaste interno tendrá un pase de factura notorio, ya se verá, como ha sucedido en otras ocasiones que en un espacio político el que pierde no siempre acompaña y la fuga de votos de un lugar a otro va a notarse mucho en las elecciones definitivas.

El enojo de la sociedad ante los desaciertos continuos de esta campaña se va a hacer sentir, quien se dé cuenta desde ahora correrá con ventajas. El objetivo del candidato es persuadir para que lo voten y no denigrar al contrario. Tampoco vale mucho enumerar los males que nos aquejan, sería mejor enumerar propuestas que den opciones a los votantes.

En el caso de las encuestas, que no son muchas y no aportan demasiado, por ahora les está sacando mejor provecho el partido contrario al que las encarga.

En cuanto a lo que sucede en nación o en otras ciudades de la provincia puede afectar, favorecer o ser neutro a la hora de decidir el voto. El vecino de cada localidad necesita que se tengan en cuenta sus necesidades.

Desconcierto e incredulidad prevalecen en charlas de amigos, en confiterías de la ciudad -más colmadas de políticos por estos días que lo habitual- y ni hablar de las redes sociales donde es difícil encontrar un buen comentario ante fotos, notas o mensajes de propaganda de los partidos.

Si bien sabemos que los proyectos y leyes que impulsa un diputado o senador  -razón de ser de estas elecciones- tiene una incidencia que involucra a todo el país, para el esquelense el valor agregado está en la esperanza que su demanda sea escuchada y, en el mejor de los casos, se espera que el candidato votado hará lo posible por resolverla terminada la campaña. Hasta donde vamos el enfoque no está en ese lugar sino mirando al lado a ver como anotarle algo peor al que compite, lo de conquistar desde la afinidad con el votante se está dejando de lado.

DE YAPA: ANÉCDOTAS CON HUMOR

Cuando el rey Alfonso XIII le otorgó a Unamuno la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, el escritor comentó:

- Me honra, Majestad, recibir esta cruz que tanto merezco.

El monarca le contestó:

- ¡Qué curioso! En general, la mayoría de los galardonados aseguran que no se la merecen.

A lo que el escritor replicó al Rey:

- Señor, en el caso de los otros, efectivamente no se la merecían.